Derribando Las Fortalezas De Maldad.Muestra

La espada del Espíritu.

En la batalla espiritual, se nos ha provisto de la más poderosa arma para enfrentar al enemigo. Esta arma fue utilizada por Jesús en el desierto y le sirvió para silenciar a Satanás y hacer que se alejara de Él. Es un arma que hoy en día está al alcance de todos nosotros, ya sea en forma impresa, digital, en video o audio, por lo que no podemos alegar que esté fuera de nuestro alcance. Creo que ya sabes a qué arma me refiero; sí, a la Palabra de Dios, es decir, la Biblia.

En Efesios 6:17 se nos dice que debemos “tomar la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”, esto para poder atacar al enemigo y destruir sus mentiras y artimañas. Solo a través del estudio de la Palabra estamos fortalecidos y preparados para resistir. Claro está que no basta con tener una Biblia, portarla o decir que la conocemos; debemos estudiarla y permitir que entre en nuestra vida y transforme nuestro ser. Como dice 2 Timoteo 3:16-17: "16 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, reprender, corregir e instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente capacitado para toda buena obra."

Esta poderosa arma debe ser parte de nuestra armadura espiritual, que debemos vestir día tras día. Solo a través de la Palabra podemos conocer a nuestro Creador, a su Hijo y al Espíritu Santo. Los planes y propósitos del Padre se manifiestan a través de ella y tiene el poder de generar grandes cambios en nosotros y a través de nosotros. No subestimemos lo maravilloso que hemos recibido. Estudiemos siempre la Santa Palabra y permitamos que el Señor nos transforme día a día, siendo obedientes a cada mandato que encontramos en ella.

Oremos:

Padre Bueno, te damos gracias por tu Palabra, porque ella es vida y nos permite conocerte cada vez más a través de lo que nos revelas en ella. En el nombre de Jesús, te pedimos que abras los ojos de nuestro entendimiento y que quites todo dogma y posición religiosa para que podamos ver claramente lo que nos comunicas a través de cada pasaje. Que tu Santo Espíritu nos revele cada vez más quién eres tú, quién es tu Hijo Jesús y la maravillosa obra que hizo en la Cruz por nosotros, así como el poder que se nos ha dado a través de tu Santo Espíritu. Reconocemos que ya no estamos sujetos a la esclavitud del pecado y tenemos vida eterna. Amén.