Nuevos días, antiguos demonios: Un estudio de ElíasMuestra

¿Pueden los creyentes acceder hoy al poder sobrenatural?

Dios, a través de Elías, dijo que no llovería hasta que Dios diera la palabra, y después de tres años, Dios dijo que ese momento había llegado. Después de que Dios derrotara a Acab y Elías destruyera a los 850 profetas de Baal y Asera, el profeta se arrodilló, probablemente en oración, en la cima del escenario de batalla del Monte Carmelo que se creía era el asiento de los dioses demoníacos derrotados.

La lluvia monzónica comienza con una sola nube que surge del mar, vista por el “criado” de Elías, al que se menciona por primera vez. El siervo de Elías le dice al rey Acab que hay poco tiempo para regresar al palacio en su carro tirado por caballos antes de que el agua haga imposible el viaje. Se nos dice entonces que “el cielo se oscureció con nubes y viento, y hubo gran lluvia”.

Sorprendentemente, Elías adelanta al rey Acab mientras corren para escapar de las aguas que probablemente se parecían un poco a los días de Noé. El profeta Elías aventajó al caballo que tiraba del carro del rey porque “..la mano del Señor estaba sobre Elías, quien ajustándose el cinturón corrió delante de Acab hasta Jezreell”. Esta es una carrera de por lo menos 16 kilómetros sobre un terreno áspero, hecha posible por un milagro sobrenatural de Dios.

En la vida de Elías vemos milagros. Dios detuvo la lluvia durante tres años en respuesta a la oración de Elías. En la casa de la viuda de Sarepta, su provisión de aceite y harina fue renovada sobrenaturalmente cada día, y su hijo muerto volvió a la vida, lo cual fue un milagro que nunca antes había sucedido. En el Monte Carmelo, Dios envió fuego del cielo. Luego, Dios envió la lluvia en respuesta a la oración de Elías, lo cual fue otro milagro inédito, y Elías corrió más rápido que un caballo para escapar de la inundación.

Creer en la Biblia es creer en los milagros. Yo también he visto milagros en mi vida – gente sanada, sueños mientras dormía, visiones mientras estaba despierto, liberación de opresión demoníaca devastadora, y mucho más. También he visto falsificaciones demoníacas. Al igual que en los días del Éxodo donde Dios hizo milagros por medio de su siervo Moisés, los poderes demoníacos hicieron falsificaciones de milagros por medio de los siervos del Faraón. Aparentemente, los falsos profetas de Asera y Baal estaban acostumbrados a ver señales y maravillas falsificadas, lo que explica por qué se presentaron expectantes para el enfrentamiento en el Monte Carmelo. Esto sigue siendo cierto hoy en día, ya que los mismos demonios están actuando en el mundo.

Puesto que los milagros son, por definición, acontecimientos únicos e irrepetibles los milagros sí suceden, pero no con frecuencia, y a veces no se repiten jamás. Esto es precisamente lo que ocurre al final de la vida de Elías, cuando Dios envía un carro que lo recoge y lo lleva en primera clase al cielo, sin morir jamás.

Para el creyente, hay mucha esperanza en esta escena de Elías. La Gran Guerra comenzó en el cielo cuando Satanás y los demonios declararon la guerra a Dios y a los ángeles. Muchas de las batallas en las Escrituras y en la historia son parte de la Gran Guerra. La derrota de Baal en el Monte Carmelo es una prefiguración del fin de los tiempos registrado en el libro de Apocalipsis, donde Jesús regresará como el gran Elías para hacer la guerra contra los líderes demoníacos políticos y espirituales que continúan en el espíritu de Acab y Jezabel. Él traerá fuego con Él y acabará con la habilidad de ellos de hacer el mal como Elías lo hizo con los profetas de Baal y Asera. Así como la maldición temporal de una sequía fue levantada después de la batalla, así también la maldición sobre toda la creación será levantada una vez que Jesús gane la Gran Guerra, poniendo fin a todas las guerras. Hasta entonces, el pueblo de Dios debe permanecer fiel como Elías, hacer pública nuestra fe, ser audaces, orar por el poder de Dios para vindicar Su fama, levantarse contra la mentira y el mal, mientras discierne.

Reflexión:

Busca las siguientes ocasiones en las que incluso los enemigos de Jesús dieron testimonio de Sus milagros sobrenaturales: Juan 3:2; 5:36; 10:25, 32, 37-38; Hechos 2:22; 10:38.