Adoración en MateoMuestra
Adoración al Rey resucitado
Jesús, el que fue crucificado, ¡ha resucitado! Jesús, como dijo, ¡ha resucitado! En ese sepulcro yacía Aquel que todo lo llena; pero Él ya no está allí, sólo queda una tumba vacía. Jesús ya lo había anunciado (Mt. 16:21, 26:32), incluso esa fue la razón por la que los sacerdotes y fariseos pidieron a Pilato que asegurara el sepulcro (Mt. 27:62-66). Pero las mujeres y los discípulos no lo tenían presente. Ellas habían preparado especias aromáticas para ungirle. Esperaban encontrarse con el cuerpo de su Señor. Y lo harían, pero no entre los muertos, porque Él vive.
Aunque Mateo narra la prisa con la que iban a dar estas noticias, siempre lo imagino en cámara lenta. Dejando las especias a medio camino, llorando de alegría, recordando las palabras de Jesús en cada paso que daban. Y Jesús les sale al encuentro. Allí está su Rey y Señor, el autor de la vida, el que estuvo muerto pero ahora vive por los siglos de los siglos. El tiempo se detiene. ¿O apenas está volviendo a andar? La distancia se acorta. Pero mientras más se acercan, más difícil es mantenerse de pie. Como un cachorro besando la mano de su amo, ellas abrazan los pies de su Maestro y le adoran. Después, en Galilea, también lo harían los once discípulos. “Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban” (Mt. 28:16-17).
Me encanta que Mateo nos haya hecho saber eso, probablemente de su propio corazón. Genuina adoración de este lado de la eternidad en el que suspiramos anhelando ser revestidos de nuestra habitación celestial. Genuina adoración en la que las emociones están a flor de piel. Genuina adoración en la que nuestro entendimiento tiene que ser renovado. Y ahora es Jesús el que se acerca, como siempre ha sido. Es Jesús el que habla una vez más.
La verdadera adoración no se centra en sí misma, y mucho menos en el adorador; se centra en Jesús, nuestro Rey resucitado. Es una posición del corazón en respuesta al poder de Dios y en la Biblia muchas veces va acompañada de una expresión física de total rendición a Él. Y de este lado de la eternidad, le adoramos al participar de su obra entre nosotros. Yendo y haciendo discípulos, como mendigos que hemos encontrado pan diciéndole a otros en donde encontrarlo. Pero Mateo no va a concluir su relato con esta gran encomienda ni con un gran servicio de adoración, sino con una gran promesa: la gran esperanza de que en la carrera que tenemos por delante, todos los días y a cada momento, nuestro Dios vive y está con nosotros.
Escrituras
Acerca de este Plan
Después de Apocalipsis, Mateo es el segundo libro en el que más veces encontramos la palabra proskuneo (adorar). En la mayoría de sus usos en el N.T. vemos un reconocimiento público en respuesta al poder de Dios, acompañado de una expresión física de profunda reverencia hacia Él. Sigamos conociéndole y respondiendo en genuina adoración a través de este Evangelio.
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Nos gustaría agradecer a Semilla de Mostaza por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.semillamexico.com/sitio/