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Adoración en Mateo

DÍA 5 DE 7

Adoración por su salvación

Había sido un día glorioso, pero laborioso para los discípulos. Jesús había multiplicado 5 panes y 2 peces para alimentar a 5.000 hombres, además de mujeres y niños. Los discípulos lo repartieron a la multitud y además recogieron doce canastas de lo que había sobrado. Ya había anochecido y Jesús hizo que se adelantaran. Subieron a la barca y remaron hacia la otra ribera, seguramente deseosos de llegar y descansar. Pero no se imaginaban la manera en la que su descanso llegaría.

Las olas y el viento les eran contrarias y habían estado remando por horas. Y por si fuera poco, voltearon y vieron a alguien acercarse a ellos… ¡Caminando sobre el agua! Se espantaron tanto que empezaron a gritar despavoridos. Hasta que escucharon una voz familiar: “No tengan miedo, tengan ánimo, yo estoy aquí” (Mt.14:27 NTV). Él está allí, caminando sobre el mar contra la corriente y el viento para traerles paz y descanso. Dice una bella canción de Marcos Vidal: “Ese consuelo todo lo cambia.” Los vientos seguían soplando muy fuerte, pero Él está allí.

Mateo cuenta esta parte del relato que hace todavía más interesante la escena. Sin razón aparente, Pedro le dice al Señor que, si realmente es Jesús, le mande a caminar sobre el agua para ir hacia Él. Y de la misma manera, Jesús lo hace y le llama. Marcos Vidal dice más adelante: “Sólo déjame saber que eres Tú quien me habla”. Para encontrarse con Jesús, Pedro debe creer que es Jesús quien lo llama. Y que si lo llama, debe responder. Y que si puede responder, es sólo porque Él lo llama.

Pedro desciende de la barca. Sólo en la fe y por la fe Pedro puede llegar a Jesús. Y comienza a caminar hacia su Señor. Pero el viento le hace dudar y llenarse de miedo. Se está hundiendo y sólo puede gritar “¡Señor, sálvame!”. No sería el milagro el que lo llevaría hasta Jesús, sino su salvación. En su soberana voluntad, y en su amor y fidelidad, Dios salva. A pesar de nuestras dudas y poca fe, Dios salva.

En Apocalipsis, Juan ve una multitud de todas naciones y lenguas proclamando: “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero” (Ap.7:9-10). A él pertenece la salvación y cuando la vemos y experimentamos no queda otra cosa más que postrarnos y adorarle. “Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios” (Mt.14:33). Por primera vez en el Nuevo Testamento vemos este reconocimiento público a la persona de Jesucristo verbalizado en esta simple y profunda declaración. El Hijo de Dios entre nosotros que vino a salvar lo que se había perdido (Lc.19:10). Vino a salvarnos. Y nuestra respuesta más lógica es, con el corazón rendido ante su poder para salvar, adorarle y proclamar “Verdaderamente eres Hijo de Dios".

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Acerca de este Plan

Adoración en Mateo

Después de Apocalipsis, Mateo es el segundo libro en el que más veces encontramos la palabra proskuneo (adorar). En la mayoría de sus usos en el N.T. vemos un reconocimiento público en respuesta al poder de Dios, acompañado de una expresión física de profunda reverencia hacia Él. Sigamos conociéndole y respondiendo en genuina adoración a través de este Evangelio.

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Nos gustaría agradecer a Semilla de Mostaza por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.semillamexico.com/sitio/