La Llenura Del Espíritu SantoMuestra

Tres cosas que nunca faltan cuando el Espíritu Santo toma su lugar (Parte 1).

46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos (‭‭‭Hechos‬ ‭2‬‬:‭46‬-‭47‬).

1. Alegría y sencillez de corazón.

El Espíritu Santo produce una alegría (gozo) inefable en el corazón de los creyentes. Cuando llegó el día de Pentecostés y los ciento veinte fueron llenos algunos se burlaban y decían que estaban ebrios porque se reían sin parar. El efecto del alcohol produce risas, pero son risas amargas y lo digo por experiencia. Mientras que el Espíritu Santo produce risas de gran gozo. Una experiencia genuina y verdadera.

La Biblia dice: El gozo de Jehová es vuestra fortaleza (Nehemías 8:10). Eso no quiere decir que no tendremos aflicciones, de hecho, en ese pasaje de Nehemías Judá estaba pasando por un tiempo de miedo y tristeza, pero fueron alentados por el hombre de Dios a depender del gozo del Señor que es nuestra fortaleza. Lo cierto es que ese gozo solo se experimenta por medio del Espíritu Santo. Si lo tenemos a Él viviremos una vida gozosa a pesar de las aflicciones de la vida.

Hay un coro muy famoso que dice: “El gozo que tengo yo, el mundo no me lo dio y como no me lo dio, no me lo puede quitar”. En otras palabras, los impíos no entienden este gozo, no pueden experimentarlo y tampoco quitarlo. Ellos se preguntan: “No entiendo como esa persona pueda estar contenta pasando por tal situación”. Y es que nuestro gozo no está sujeto a circunstancias, sino a una experiencia continua con la gloriosa presencia de Dios sobre nosotros.

Esa experiencia trae consigo también la sencillez de corazón o humildad que es lo mismo. Jesús dijo que aprendiéramos de Él que es manso y humilde de corazón (Mateo 11:29). Y esta es una de las aptitudes que más le cuesta a nuestra alma que va de continuo al mal, pero al contar con el Espíritu Santo quien es el maestro por excelencia, todo se vuelve más sencillo. Él nos hace humildes, sencillos, dóciles y cariñosos.

En resumidas cuentas el Espíritu Santo revela a Jesús a través de nuestro nuevo estilo de vida. ¡Aleluya!