En El Ojo De La TormentaMuestra

Violar las leyes naturales

Todos los sistemas tienen límites. Nuestro cuerpo es el más complejo y maravilloso sistema que Dios ha creado. Lo mismo es cierto respecto de nuestra mente y emociones. Los límites son reales, y no son nuestro enemigo. Es más, fueron puestos allí por el Creador por una buena razón: para proteger nuestros circuitos.

Hay leyes que no podemos violar, por más espirituales y sobrenaturales que seamos en nuestro andar, porque Dios nos creó de este modo. Si no nos alimentamos bien, si no descansamos lo suficiente, si no nos recreamos, si no ejercitamos el cuerpo, la máquina se funde.

Cuando traspasamos los límites en lo físico, el cuerpo enseguida comienza a dar aviso, por eso es un poco más sencillo reconocerlo. Los límites en lo emocional, en cambio, son más imprecisos, y entran en juego muchos factores que lo complican aún más. Por ejemplo, nuestra teología incorrecta o distorsionada que nos hace confundir algunas veces una sobrecarga mental lógica con alguna clase de demonio, o un cansancio mental con pereza o falta de entusiasmo en el servicio al Señor.

Así como somos responsables en el plano espiritual y sabemos que la transgresión de las leyes morales y espirituales se denomina pecado y su paga es la muerte, en el plano físico y emocional esta violación se llama necedad e insensatez. Somos llamados a vivir una vida apasionada por el Señor, pero también a guardar las leyes que Él mismo impuso.

Por esa razón se nos instruye a ser sabios y respetar la configuración con la que Dios nos formó de una manera maravillosamente compleja.

Para pensar: ¿Tiendes a concentrarte más en el plano espiritual en tu vida que en el físico y el emocional? ¿Cuáles son algunas leyes naturales de las que no estabas tan consciente hasta ahora? ¿Qué significa que Dios te creó como un ser maravillosamente complejo?