[Guerra invisible] La guerra es realMuestra

Armas de guerra

¿Alguna vez has oído hablar de láseres cegadores como armas de guerra? Es un nuevo armamento que se está desarrollando. A medida que avanza la tecnología, también lo hacen nuestras armas de guerra. Suena un poco como La Guerra de las Galaxias, pero son armas diseñadas para cegar a los soldados en el campo de batalla. La mayoría de los países se adhieren a las leyes internacionales para minimizar el poder de esos láseres.

Pero en lugar de limitar el poder de tales armas, un país aprovechó al máximo su potencial para desarrollar un disruptor láser portátil CM87 que funciona con baterías. El efecto deseado consistía en herir los ojos de los combatientes enemigos. Al cegar a sus objetivos, los hacían incapaces para luchar. No tenemos que saber mucho sobre tácticas de guerra para entender que tiene sentido que los soldados no tienen que ser completamente destruidos para ser anulados. Con cegarlos es suficiente.

Tienes un enemigo que te odia. Él no tiene que eliminarte o destruirte para vencerte en la guerra. Todo lo que tiene que hacer es neutralizarte, cegándote a la verdad.

¿Qué crees acerca de Dios? ¿Qué crees acerca del Evangelio de Jesús? ¿Qué crees sobre el enemigo? Muchos han sido cegados por la apatía, la pereza, la lujuria, el dinero, la cultura y la política. Hay muchas personas en la iglesia cuyos ojos están puestos en el ámbito político, no están mirando el reino espiritual. Tal vez estabas cegado por la ciencia, el ajetreo o el agotamiento.

El Espíritu de Dios es el Espíritu de vida; tiene aliento, luz y fuego. Tal vez estamos cegados por el agotamiento. Es una excusa fácil cuando no te acercas a Dios diariamente. Cuando te ausentes del lugar secreto, cuando no ores, dirás:«Es demasiado, Dios; no puedo».

Tal vez solo estás cegado por la incredulidad. ¿Crees que estás en una guerra invisible? ¿Sabes que tienes un enemigo? ¿Parece que te quedaste casi inútil, porque estás caminando como si estuvieras ciego? Tal vez estás eligiendo mirar todo lo demás, en lugar de sentarte en el lugar secreto para obtener el discernimiento que necesitas de Dios para soportar la batalla.

Padre Celestial, por favor abre mis ojos a los puntos ciegos donde el enemigo se ha apoderado de mí. En el poderoso nombre de Jesús, amén.