Investigando a JesúsMuestra

En formas que llamaron la atención de la gente, Jesús a menudo les recordaba que seguirlo tiene un costo.

A veces, Jesús decía algo que era difícil de escuchar, algo que molestaba a algunas personas o, al menos, les hacía repensar algo que habían pensado originalmente. Y muchas veces, Jesús guardaba esas declaraciones desgarradoras para Sus amigos más cercanos, Sus discípulos.

Pero en el capítulo 14, leemos donde Jesús dijo algo a una gran multitud de personas que seguramente hizo que todos se callaran y tal vez preguntaran: ¿Lo escuché correctamente? Esto es lo que dijo en los versículos 26 y 27. Y recuerda, le está hablando a muchas personas, personas que tomaron la decisión de renunciar a parte de su día para estar cerca de Él.

“Si alguno viene a mí y no odia al padre y a la madre, a la mujer y a los hijos, a los hermanos y a las hermanas, sí, incluso a su propia vida, tal persona no puede ser mi discípulo”.

Espera… ¿qué dijo? ¿Tengo que odiar a mi familia para ser un seguidor de Jesús? Bueno, no. Por supuesto que no. Sería contrario a toda la ética del Nuevo Testamento odiar a tus enemigos, y mucho menos a los miembros de tu familia. Entonces, si Jesús no estaba siendo literal aquí, ¿de qué está hablando? ¿Y por qué usó palabras tan fuertes para transmitir Su punto de vista?

Vale la pena recordar el escenario original donde Jesús dijo esto por primera vez. Sabía que seguirlo, mostrarle lealtad, podría tener un gran costo para la gente. En un futuro no muy lejano, algunos lo verían como un criminal. Si fueras un conocido seguidor de Jesús, tu reputación y tal vez incluso tu vida podrían estar en peligro.

Así que esta fue la forma en que Jesús preguntó: ¿Estás absolutamente seguro de que quieres seguirme? Porque la cantidad de resolución que se necesitará, el compromiso que se requerirá, el sacrificio que se requerirá para ser un seguidor total de mí, hace que la lealtad que le tienes a tu familia palidezca en comparación. ¿Estás realmente dentro?

Puede ser difícil seguir a Jesús. Se necesita orar por fuerza y ​​sabiduría para seguir a Jesús. Es difícil perdonar a alguien que no lo merece, pero somos mejores en la vida cuando lo hacemos. Es difícil amar a alguien que no es muy adorable, pero nuestras vidas son mejores cuando lo hacemos. Es difícil poner las necesidades y el bienestar de los demás antes que el nuestro.

Seguir a Jesús puede ser difícil y tiene un costo, pero nos hacemos mejores en la vida y quienes nos rodean se benefician cuando lo hacemos.

“Padre Celestial, dame sabiduría mientras busco seguir a Jesús, amén".

Antes de la próxima sesión, lee los capítulos 15 y 16 de Lucas.