Tantos Destinos. ¿A Dónde Ir?Muestra

Fíjate en las puertas abiertas

Nunca sabemos exactamente a dónde nos llevará la vida, pero siempre tenemos enfrente una puerta abierta y quedamos marcados por las puertas que atravesamos y también por las que no atravesamos. Una puerta abierta es una gran oportunidad de ser útil a Dios, es una gran aventura sin vuelta atrás. Una puerta abierta es símbolo de oportunidades infinitas, de hacer algo que realmente valga la pena, de misterios, de comienzos y nuevas aventuras con un sentido que trasciende lo natural.

A menudo, una puerta abierta comienza con el descontento o falta de interés en la habitación en la que uno se encuentra en ese preciso momento. Básicamente, una puerta abierta es una elección, puesto que las circunstancias o el contexto en el que nos encontramos, muchas veces, no son de lo mejor, pero están allí y es, precisamente entonces, que la elección, la decisión y las intenciones que tenemos juegan un rol imprescindible.

Siempre hay una puerta abierta, independientemente de las circunstancias o el contexto, pero la capacidad de reconocer dicha puerta o de descubrir las posibilidades que tenemos es una habilidad que se aprende a lo largo de nuestras vidas.

Una puerta abierta es muy emocionante, pero, según vemos en la Biblia, no es solo para beneficio propio sino también para bendecir a quienes tenemos a nuestro lado. Además, una puerta abierta no es garantía de que lo que sigue será bueno, no significa que todo será altamente placentero o que el camino será tranquilo. Por ende, una puerta abierta no significa seguridad, no es un plano y no brinda una visión completa del futuro.

Pero, a fin de cuentas, es una puerta abierta y demanda valentía descubrir qué es lo que hay del otro lado. Muchas veces, Dios no nos dice qué puerta elegir, pero a través de ella nos impulsa a luchar por nuestros verdaderos sueños y nuestro propósito. Lo que realmente importa es la aventura del viaje con Dios y para Dios. En la Biblia encontramos que, si a alguno le falta sabiduría, debería pedírsela a Dios. No dice que le preguntemos a Dios cuál puerta atravesar, más bien, que le pidamos las herramientas para escoger sabiamente. La principal voluntad de Dios para nuestras vidas es la persona en la cual nos transformamos. No se trata del trabajo, la casa, si nos casamos o cuántos logros acumulamos, sino que seamos transformados a su imagen día a día, teniendo su carácter.

Aprendemos esto cuando empezamos con las puertas pequeñas: una palabra amable, arriesgarse a una confrontación o un acto de servicio. Cada mañana es una puerta abierta y cada momento podría convertirse en una. Las puertas abiertas nos conducen a los lugares lejanos a donde Dios guiará. Si uno va con fe es un extranjero en este mundo, puesto que su hogar es Dios.

Piensa y ora

- ¿Cuáles son las puertas abiertas que hoy tengo enfrente?

- ¿Estoy dispuesto a atravesarlas?