Vulnerabilidad en el LiderazgoMuestra

Jesús en Getsemaní

En el Huerto de Getsemaní reconocemos la experiencia de vulnerabilidad de Jesús. La noche antes de ser crucificado Jesús evidenció Su dolor como hombre de manera muy singular. En Getsemaní se entrecruzan las experiencias de la angustia, del sufrimiento y de la muerte. En el relato de Marcos leemos: “Se llevó con él a Pedro, a Santiago y a Juan. Y comenzó a ser invadido por pavor y angustia” (Mc. 14:33). Pavor, para E. Falque, indica el gesto de retroceder ante algo que se nos viene encima de manera inesperada. Por su parte la angustia indica el estado de inquietud y de tormento interior del que está asustado. El Jesús de Getsemaní está concretamente con miedo. No es una fantasía, es una realidad humanamente cotidiana. Al saber que Jesús experimentó miedo surge una visión humana del Hijo de Dios. A veces creemos que Jesús solo es Dios y eso es erróneo. Jesús es también todo hombre (con excepción del pecado), y como hombre se le ve enfrentado al temor real. Ese Jesús que parecía estar sumergido en la angustia nos llega a ser muy familiar y cercano en cualquier sensación de angustia y de temor que podamos experimentar ante cualquier circunstancia. Ante la vulnerabilidad del miedo y de la angustia Jesús vuelve y busca compañía en Sus discípulos dormidos (Mc 14:37-41). Nos demostró la realidad de la vulnerabilidad y que ante ella vale la pena buscar apoyo en oración y hacerse de una buena compañía para no batallar solos. Además, qué bueno que logró expresar Sus emociones al sentir el peso del pecado de la humanidad, y demostrarnos así como superó el miedo al ser fortalecido de parte de Dios Padre.

Para reflexionar: El ejemplo de Jesús en Getsemaní nos facilitó identificarnos con Él desde nuestra vulnerabilidad y comprender la fortaleza que viene de Dios Padre en momentos de dificultad.