EVA

NOS CONOCERÁN POR EL FRUTO DE NUESTRO ÁRBOL

Dios hizo una creación perfecta, la cual incluía un hombre y una mujer, a quienes les regaló un lugar para vivir. A ellos también les dio reglas, incluyendo que no comieran del fruto de un árbol en especifico. Ese plan fue dañado por Adán y Eva, los primeros humanos que Dios creó. Desde entonces estamos echándole la culpa a Eva, la mujer que inicialmente provocó que el plan de Dios fuera alterado. Dios los reprendió a los dos, a ambos le llamó culpables y le dio castigos separados a cada uno. Sin embargo, cultural y religiosamente siempre le están echando la culpa a Eva. Se nos olvida que Adán voluntariamente participó de la idea que Eva le propuso. El pudo haber ejercido su liderazgo de hombre y no haber tomado el mal consejo de su esposa, pero el escogió ser seguidor y no líder. Hay dos culpables en esta historia y así debería ser contada. De hoy en adelante procura no contar la historia de Eva como nos las han enseñado: “La primera mujer desobedeció a Dios, se juntó con una serpiente y se comió una manzana y incitó a su esposo y el pobre hombre comió y por eso ahora estamos maldecidos por siempre”. Ella se equivocó y sus acciones han tenido grandes consecuencias, pero ella es más que una mujer culpable de algo. Su vida era como un árbol joven al cual le salían ramas y raíces por primera vez. Ella tuvo la gran responsabilidad de hacer cosas por primera vez, pero que serían de inspiración y guía para la humanidad, tales como ser la primera mujer, esposa, madre, abuela, ama de casa, cocinera, maestra, etc. Dios tenía grandes planes con ella y por eso la perdonó y le dio una segunda oportunidad, la cual ella aprovechó para dejar un legado.

El árbol del legado de Eva sigue vivo y de sus ramas podemos aprender que:

•Aceptamos solo la parte de la responsabilidad que nos corresponde, ni más ni menos.

•No escuchamos consejos que no bendicen nuestras vidas.

•No debemos hacer ni incitamos a otros a hacer cosas indebidas.

•Dependemos de Dios, ya que daremos cuentas y seremos juzgadas independientemente de nuestras parejas.

•Desobedecer a Dios trae maldición a nuestras vidas.

•Si elegimos ser madres, es nuestro deber parir, criar, amar y proteger nuestros hijos.

•Es de valientes aceptar las consecuencias de nuestros errores.

•Sentirse culpable no resuelve nuestros problemas.

•Existen las segundas oportunidades para remendar los errores.

•Debemos preparar un legado honroso.

Mujer vive de tal manera que tu legado no sea empañado por algo malo que hiciste. Defiende lo bueno que tienes y resalta lo positivo de tu vida. Cuando recibas un halago, acéptalo. Mira tu vida como un gran árbol y haz un inventario de tus ramas. Decide cortar lo que no necesitas, cuidar las ramas que te quedan y seguir creciendo para que tus raíces sean un legado honroso para tu familia y la humanidad. Al igual que Dios hizo con Eva, el estará a tu lado para servirte de guía mientras tu árbol crece y se fortalece. Aunque te equivoques, aunque tengas que ser reprendida, Dios todavía tiene grandes planes para ti. Celebremos a Eva y dejemos de echarle solo culpas.