Ven y siéntate conmigoMuestra
Mientras escribo esto, las restricciones se alivian y comenzamos a reconectarnos, y siento el impacto de lo que se ha perdido en todas partes, desde caminar por un pasillo en Target hasta reunirnos con nuestro pequeño grupo, ahora alterado. Tal vez volver a conectarte todavía está fresco para ti también, o tal vez estás sintiendo una angustia familiar que ha dejado cicatrices. De cualquier manera, no hay vuelta atrás a lo que fue. Solo hay que estar en lo que es: lo que ha cambiado, lo que está roto y lo que todavía está sanando.
Hay dolor. Todavía no estoy segura de cómo acercarme a raíz de 2020. El cinismo ha tocado mi puerta, pareciendo ser la guía más fuerte y segura hacia adelante.
Leo los Evangelios, desesperada por encontrar la ternura de Jesús, porque la mía se siente como una extraña. Caso tras otro, la ternura de Jesús guía el camino. Me mueve leer y releer Juan 4 y recordar cómo Él se acercó a Sicar en Samaria. Intencionalmente llega allí sediento y cansado. Jesús, el Agua Viva, humildemente le pide de beber a una mujer samaritana. Él se pone en un lugar de necesidad con ella. Le habla sobre las tensiones y los muros entre judíos y samaritanos antes de revelar Su identidad.
La paciente ternura de Jesús hacia la mujer samaritana me reorienta. Leo el pasaje una y otra vez. ¿Sabías que los samaritanos y los judíos eran enemigos que habían estado violentamente en desacuerdo durante siglos? No podían acordar en estar en desacuerdo. Su historia estuvo llena de violencia, odio, profunda desconfianza y destrucción. Cuando los discípulos llegan, atónitos al encontrar a Jesús hablando con esta persona, no solo amplía sus perspectivas sobre lo que es posible, sino que extiende su ternura con la Suya. Y luego todos se quedan en Sicar durante dos días más, durmiendo cerca, comiendo y eligiendo conocer y ser conocidos por personas que aprendieron a ver como enemigos.
Jesús nunca nos pide a ninguno de nosotros que busquemos nuestra propia ternura; Él sabe que nunca tendríamos suficiente. Él sólo nos dice que sigamos y permanezcamos en la abundancia de Su ternura.
Sandy y yo tuvimos que aprender cómo permanecer la una para la otra, por nuestra amistad y por nuestras familias, a pesar de tantas decisiones difíciles para su familia y la mía, decisiones que no siempre han parecido compatibles dentro de nuestra amistad. En algunos momentos, probablemente hubiera sido más fácil romper limpiamente, distanciándonos una de la otra, adormeciendo los sentimientos dolorosos que provienen de la pérdida y el cambio. En cambio, estamos trabajando para seguir atendiendo las heridas de cada una y confrontando las dificultades que ambas enfrentamos. En este caso, nuestra ternura hacia cada una se ve menos como palabras superficiales de positividad y más como dejando ir, siendo honestas y pacientes. Parece como pedirle a Dios Su ternura cuando el dolor toca nuestros corazones y nos tienta a dejar que se vuelvan rígidos, eligiendo en su lugar volvernos unos hacia otros a pesar de nuestras diferentes elecciones y necesidades.
Supongo que también tienes relaciones difíciles. Es difícil ser tierno cuando hay rose entre sí. Pero tal vez ese sea el regalo de esta larga y no deseada temporada: verse obligado a aprender nuevas formas de sentarse con viejos amigos.
por Tasha Jun
Escrituras
Acerca de este Plan
Ser humano es difícil. Relacionarse con otros seres humanos es todavía más difícil. Cuando tenemos que lidiar con diferencias políticas o religiosas, con personas tóxicas o con la falta de perdón hacia nosostros mismos, ¿cómo manjemos las luchas de las que nadie quiere hablar? Ven y Siéntate Conmigo te enseñará cómo puedes crecer cerca de Dios y de los demás en circunstancias de las que preferirías huir. Descubre la esperanza y libertad que resulta cuando aprendes a disfrutar tus diferencias, amar a través de los desacuerdos, e incluso a vivir en medio de la inconformidad.
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