Ven y siéntate conmigoMuestra
Ser humano es difícil. Relacionarse con otros seres humanos es todavía más difícil. Y parece que cada día se vuelve más complicado.
A veces, el no platicar acerca de las tensiones que enfrentamos dificulta nuestra respiración. Las pequeñas fracturas. Supuestos silenciosos. Heridas recientes o décadas de cicatrices. Una división creciente entre hermanas y hermanos, esposos y esposas, vecinos, compañeros de trabajo, compañeros de escuela, conocidos por internet, mejores amigos y amigos potenciales. ¿Lo sientes? ¿Sabes cómo moverte a través de esto?
Cada uno de nosotros venimos a la mesa de la cocina, a la parada del autobús, a la cafetería de la oficina o al convivio de la iglesia con nuestros propios dones y nuestro propio desastre. Cargamos con el peso de heridas pasadas, opiniones fuertes y miedos bien fundamentados. También cargamos con nuestras diferencias únicas y encantadoras. Nos presentamos en salas de juntas o estancias con nuestros diferentes idiomas y culturas, personalidades y perspectivas, experiencias y convicciones.
Tanto las partes buenas y malas de nuestras historias pueden hacer que conectar con otros sea un reto—en ocasiones exasperante, desalentador, o simplemente imposible.
El apóstol Pablo dio este sólido consejo acerca de lo que implica amar correctamente:
No finjan amar a los demás; ámenlos de verdad. Aborrezcan lo malo. Aférrense a lo bueno. Ámense unos a otros con un afecto genuino y deléitense al honrarse mutuamente. No sean nunca perezosos, más bien trabajen con esmero y sirvan al Señor con entusiasmo. Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando. Estén listos para ayudar a los hijos de Dios cuando pasen necesidad. Estén siempre dispuestos a brindar hospitalidad.
Bendigan a quienes los persiguen. No los maldigan, sino pídanle a Dios en oración que los bendiga. Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran. Vivan en armonía unos con otros. No sean tan orgullosos como para no disfrutar de la compañía de la gente común. ¡Y no piensen que lo saben todo! (Rom. 12:9–16 NTV)
¿Cómo sería vivir así? ¿Cómo cambiarían nuestros corazones si dejáramos de lado las discusiones en hilos de comentarios y mejor nos sentáramos uno a lado del otro? ¿Cómo cambiaría nuestro mundo si estuviéramos de acuerdo en ser personas que celebran y lloran con sus amigos, compañeros de trabajo y vecinos, antes de tratarlos de convencer, corregir, o cabildear nuestras agendas?
Amar a otros no es fácil. Jesús nunca dijo que lo sería. Pero Él nos llamó a hacerlo, por lo que sabemos que vale la pena. “Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos” (Juan 13:34–35 NTV).
Y tal vez este amor empieza tan solo al reconocer la tensión que sentimos y sentarnos juntos en medio de esa tensión.
Escrituras
Acerca de este Plan
Ser humano es difícil. Relacionarse con otros seres humanos es todavía más difícil. Cuando tenemos que lidiar con diferencias políticas o religiosas, con personas tóxicas o con la falta de perdón hacia nosostros mismos, ¿cómo manjemos las luchas de las que nadie quiere hablar? Ven y Siéntate Conmigo te enseñará cómo puedes crecer cerca de Dios y de los demás en circunstancias de las que preferirías huir. Descubre la esperanza y libertad que resulta cuando aprendes a disfrutar tus diferencias, amar a través de los desacuerdos, e incluso a vivir en medio de la inconformidad.
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