Él nos entiende: #3 Preguntas Que Jesús HacíaMuestra
¿Puedo beber algo?
Si alguna vez te has preguntado si Dios de verdad pudiera amarte, entonces encuéntrate con Jesús en el pozo.
Era un día caliente. Era un tema candente. Y era un mundo político aún más candente. Y Jesús le echó brasas al fuego. Ese día, envió a Sus estudiantes al pueblo por comida para que Él pudiera esperar a una mujer a quien quería hablarle a solas. Nadie va al pozo en la parte más calurosa del día, y sin embargo, allí venía ella. Podemos asumir que ella o estaba viviendo el lado malo de una decisión moral o que estaba realmente deprimida. Tal vez ella no podía lidiar con las habladurías de las otras mujeres. Sin importar el motivo, esta mujer de Samaria estaba sufriendo y escondiéndose.
Así que cuando él le pido algo de beber, ella probablemente pensó que Jesús estaba loco. ¿Un judío pidiéndole bondad a una samaritana? Eso era un asunto racial. ¿Y un hombre pidiéndole algo a una mujer en público? Eso era un asunto social. Lo más seguro es que ambos sabían que, aunque Jesús pudiera estar sediento, era ella quien estaba muriéndose de sed. Había hecho de su vida un desastre y no sabía cómo componerla. Y la estaba matando.
Ahí es cuando Jesús le dijo todo lo que ella había hecho en su búsqueda de amor. Cosas dolorosas y privadas.
—¿Cómo sabes eso? —ella demandó.
Él debió haberle contestado sin nada de vergüenza en la voz porque por primera vez, ella vio hacia arriba y encontró amor. Del verdadero.
Jesús sabe lo que se necesita para satisfacer la sed del alma. Muy a menudo, pensamos que solo podemos ser amados si damos la talla. Una mujer mide su valor por las curvas que su cuerpo tiene o no. Un hombre, por su posición en la oficina, el dinero que gana, o su altura o musculatura.
Pero Jesús ofrece amor basado en lo que tú puedes elegir. Eso es lo que ella hizo ese día. Ella eligió creerle a Jesús que él era quien decía ser. Su historia no solo sació su sed de agua viva, sino que convenció al pueblo entero —que la conocía y la vio cambiar— de también seguir a Jesús. Él los invita a todos/cualquiera a la fiesta… sin importar quién seas o de qué manera te escondes. Él dice:
—Ven.
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Escrituras
Acerca de este Plan
Parecía que todos tenían alguna pregunta para Jesús. Pero, Jesús también tenía Sus propias preguntas: preguntas para las que no siempre tenía respuestas. Mientras caminaba y hablaba con gente igual que nosotros, Él hacía muchas preguntas. Veremos de cerca algunas de ellas en los próximos días, incluyendo aquellas que Él nos quiere preguntar.
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