Él nos entiende: #3 Preguntas Que Jesús HacíaMuestra
¿Vas a irte tú, también?
Hubo una época en la que Jesús era la persona más popular del mundo. Todos en el norte de Israel lo conocían por Su nombre y habían escuchado algo sobre Él. Su popularidad creció al punto que la gente lo acosaba como paparazis, sin dejarlo solo ni un instante, queriendo siempre algo de Él, queriendo empujarlo a ser rey.
Una vez cuando Jesús enseñaba en una casa abarrotada, un grupo de muchachos, desesperados por que Jesús sanara a su amigo, subieron al tejado, lo rompieron y bajaron por ahí a su amigo, solo para ponerlo enfrente de Jesús.
También hubo un día en el que Jesús quería estar solo para lamentar el asesinato de Su primo, y la gente todavía lo siguió. Esta vez, miles de gente. Su corazón se estaba rompiendo, pero aun así, pasó un día agotador sirviéndolos.
Otro día, las multitudes pasaron días sin comida porque no querían perderse ni un solo instante de la enseñanza de Jesús.
Pero luego, la cosa cambió.
A algunos de Sus seguidores no les gustaba lo que Jesús estaba enseñando. Aceptaban los milagros, pero Su enseñanza era difícil de asimilar. Y solo así, las multitudes se diluyeron. Lo que una vez fue la atracción principal de las masas es ahora su blanco. Cancelado. Bloqueado. La campaña de cancelación empezó en Jerusalén, donde los líderes religiosos celosos y paranoicos pusieron en marcha un complot para matar a Jesús, y no iban a detenerse hasta que fuera crucificado.
Un día, Jesús percibió que a Aus seguidores más cercanos les estaba costando asimilar este cambio en la multitud. Muchos de Sus amigos habían desertado. Así que juntó a Sus doce estudiantes más cercanos y caminaron 40 millas hacia el norte, fuera del blanco de su oposición y alejados de lo conocido.
En el silencio de Cesarea de Filipo, Jesús les dio su oportunidad.
Él les preguntó:
—¿Quieren irse ustedes, también?
Su pregunta fue directo al motivo. ¿Vinieron por los milagros? ¿Vinieron por una comida gratis? ¿Vinieron para ser populares? ¿O quieren las mismas cosas que yo?
Pedro, el discípulo conocido por decir lo incorrecto en el peor momento, respondió con la pregunta:
—Maestro, ¿a dónde iríamos? Tú eres el único con las palabras de vida eterna.
Jesús ha de haber sonreído de alivio. La cultura de cancelación no le importaba para nada a Él. Jesús aún tenía una misión. Él quería ganarse el corazón de la gente.
Siguiente: Jesús libera a los culpables.
Escrituras
Acerca de este Plan
Parecía que todos tenían alguna pregunta para Jesús. Pero, Jesús también tenía Sus propias preguntas: preguntas para las que no siempre tenía respuestas. Mientras caminaba y hablaba con gente igual que nosotros, Él hacía muchas preguntas. Veremos de cerca algunas de ellas en los próximos días, incluyendo aquellas que Él nos quiere preguntar.
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Nos gustaría agradecer a HeGetsUs.com por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://hegetsus.com/