Él nos entiende: #3 Preguntas Que Jesús HacíaMuestra

Sí, es irracional, pero eso no hace que el miedo sea menos aterrador. Uno de los estudiantes de Jesús que se ganaba la vida de pescador de seguro le temía al agua, al igual que todos los demás en ese tiempo y esa cultura.

Pedro vivió toda su vida cerca del agua y, aun así, el agua tenía un misterio que seguramente lo hacía sudar frío. Solo imagínate… probablemente él creció con su padre contándole historias supersticiosas de las profundidades.

—Ten cuidado cuando las aguas estén calmadas, Pedro, porque es ahí cuando estás pasando sobre el precipicio.

Y otra noche, probablemente le diría:

—Ten cuidado cuando las olas estén altas porque es una señal de que en las profundidades los demonios están peleando.

Para Pedro en el lago, una tormenta pudiera caer sobre la montaña repentinamente y pudiera dejarte atrapado en las profundidades con quién sabe qué pasando debajo de ti.

Como esa noche. Jesús les había dicho que navegaran al siguiente pueblo. Él les dijo que quería orar. Que se reuniría con ellos en una o dos horas.

Pero con la oscuridad vino una tormenta que llevó a los pescadores experimentados a las profundidades. Cada oleaje los acercaba más, según pensaban, a la batalla de los demonios debajo. Entonces alguien gritó:

—Miren… ¡un fantasma!

Y allí estaba Jesús. No un fantasma, sino Su Maestro, caminando sobre el agua, como que si nada. Y dijo:

—¡Ánimo! Soy yo. No tengan miedo.

Pedro respondió:

—Si eres tú, déjame venir a ti.

Y Jesús dijo:

—Ven.

Así que Pedro salió de la barca y se paró sobre una ola. Sí, por la eternidad de un segundo entero, Pedro se paró sobre una ola. Fue solo al ver hacia abajo que se empezó a hundir y dijo:

—¡Maestro, sálvame!

Y Jesús lo hizo y le dijo:

—Te tengo… ¿por qué dudas?

A veces las profundidades nos enseñan algo profundo. El miedo siempre nos recuerda nuestra naturaleza humana. Pero Jesús conoce la profundidad de nuestro miedo y en vez de esto nos pregunta:

—¿Por qué dudas?… Te tengo.

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