Reedificando El Hogar: 13 Días en NehemíasMuestra

¿Cuál es la mejor manera de lidiar con los enemigos crueles?

En cualquier competición deportiva, los últimos minutos son los más intensos y emocionantes. Cuando un equipo está avanzando hacia la victoria, su oponente hace todo el esfuerzo posible para detenerlo. Lo que es cierto en los deportes también lo es en los negocios, la política y el ministerio: siempre hay una lucha cerca del final.

En Nehemías, mientras el pueblo de Dios estaba reedificando con éxito su ciudad y su iglesia como una ciudad dentro de esa ciudad, la oposición a sus esfuerzos aumentó. Con las murallas de seguridad casi reedificadas, y sólo faltando levantar las puertas, sus enemigos surgieron para detenerlos. Nehemías fue señalado para ser atacado porque era el líder. Jesús citó el principio del Antiguo Testamento de que la mejor manera de hacer que las ovejas se dispersen es hiriendo al pastor, y Satanás también conoce este versículo, por lo que la persona que manda acaba recibiendo los golpes. Dios no sólo nombra a los líderes, sino que Satanás y sus siervos también los atacan. Para ser un líder piadoso se requiere la voluntad y la capacidad de soportar los ataques personales y las dificultades sin rendirse, amargarse o desviarse de tu misión. Nehemías 6 es un caso de estudio de liderazgo, así como de las tácticas comunes que el Enemigo y los enemigos usan contra los líderes de Dios. Nehemías tendrá que aumentar su tolerancia al dolor para terminar la obra.

Los críticos que se opusieron al ministerio de Nehemías desde que llegó por primera vez a la ciudad se unen de nuevo para desviar la atención de la misión. A primera vista, lo que parece ser un cambio de opinión, al querer reunirse con Nehemías para dialogar en una ciudad entre los dos bandos enfrentados, no es más que un engañoso plan de asesinato. Nehemías respondió con discernimiento, sabiendo que no buscaban su amistad sino su fracaso. Perder unos días en una reunión sería a costa de terminar su obra. Así que rechazó repetidamente su oferta. Decir no a los enemigos insistentes, encubiertos, mentirosos y controladores que ejercen presión pública es una lección de liderazgo vital.

Al no tener éxito en sus intentos de distracción, sus enemigos recurren a la deshonra, atacando a Nehemías personalmente. Un líder recibe la paliza pública más dura y frecuente porque, al igual que en la batalla, el camino más corto para ganar una guerra es disparar al oficial de mayor rango. Los enemigos de Nehemías eran líderes políticos ricos y poderosos, por lo que sus ataques personales eran muy graves. Como el carácter de Nehemías era intachable, sus enemigos recurrieron a la táctica demoníaca de fabricar mentiras: que iba a proclamarse rey (la misma mentira que luego se dijo sobre Jesús en Lucas 23:1-5). La sedición podría haber resultado en el arresto de Nehemías, su encarcelamiento en Susa y posiblemente la pena de muerte. Nehemías se enfrentaba a la disyuntiva de terminar su misión o salvar su vida.

Y lo que es peor, las mentiras fueron comunicadas en una carta legal abierta, lo que le dio credibilidad. Los documentos legales antiguos estaban sellados para ser leídos sólo por el destinatario. Al enviar una carta abierta, los enemigos de Nehemías estaban haciendo circular públicamente la mentira de una manera que sería similar a una detallada campaña de desprestigio de hoy en día, difundida a través de correos electrónicos, mensajes de texto, blogs, comunicados de prensa y artículos infundados con salaces titulares de ciberanzuelo y un turbio abogado completando el papeleo legal. Nehemías ignora la mayoría de las mentiras, refuta las peores y ataca los motivos de sus enemigos como tácticas de miedo por motivos políticos. No se reunió con sus enemigos, pero sí se reunió con su Dios en oración para pedirle sabiduría y valor.

A pesar de los intentos fallidos de distraer y desprestigiar a Nehemías, sus enemigos persistieron en atacar, tratando de engañar al pueblo que lo apoyaba. Usaron su fe en Dios como arma contra él. Un "profeta" que decía hablar en nombre de Dios convocó a Nehemías a una reunión en su casa para pronunciar una "profecía". La falsa profecía del falso profeta era que Nehemías sería asesinado por la noche, y que Dios quería que huyera al templo para esconderse en un lugar seguro. Esta táctica, siempre popular, consiste en pagar a un líder religioso para que diga mentiras y se oponga al líder piadoso que realmente dice la verdad. Nehemías no fue engañado por este charlatán. Sólo porque alguien sea espiritual, o incluso haya sido muy usado por Dios en el pasado, lo que diga no debe ser aceptado inmediatamente, sino confirmado como verdadero. Jesús, Pablo y Juan prometieron que los falsos profetas vendrían en nuestros días, tal como lo hicieron en los días de Nehemías.

Entrar en el Templo como había ordenado el falso profeta era un suicidio. La pena era la muerte; e incluso el rey Uzías sólo sufrió lepra, gracias a la misericordia de Dios, por hacer esto mismo.

La respuesta final de Nehemías a los intentos de distraer, desprestigiar y engañar es ejemplar. En primer lugar, no perdió la valentía ni dejó de seguir adelante. En segundo lugar, fue perspicaz y no se dejó disuadir por las amenazas, las mentiras o la manipulación. En tercer lugar, oró continuamente pidiendo sabiduría y poder para sí mismo y para que Dios se vengara de sus enemigos.

Nehemías perseveró sin una esposa, sin un amigo, sin alguien que lo consolara, que lo animara o que lo aliviara de los constantes ataques. El liderazgo es solitario, y Nehemías oraba mucho porque Dios era todo lo que tenía. Aunque a un líder se le arrebatan muchas alegrías y placeres (p. ej., el sueño, una vida tranquila, el descanso, la seguridad, la intimidad, el consuelo, la amistad), Dios se entrega amablemente a ellos en una relación más profunda que la del creyente normal.

Esta escena es una transición importante, ya que la muralla está terminada. En menos de un año desde el llamado de Dios, Nehemías completó la primera y posiblemente más difícil tarea, la reedificación de la muralla de la ciudad para su fortificación. Nehemías obró en oración y planificación, obtuvo el permiso legal del rey, levantó el capital, se trasladó de Susa a Jerusalén, soportó a las críticas externas, junto con las amenazas de muerte internas y externas. La reputación de Nehemías sufrió un duro golpe, junto con su riqueza, ya que no cobraba ningún salario y pagaba gran parte de la obra. Sin embargo, después de unos 141 años de intentos fallidos, la muralla se completó, el pueblo de Dios fue acogido y se pudo adorar a Dios.

Curiosamente, la finalización de la muralla se menciona de pasada, con poca reflexión sobre los sentimientos emocionales de Nehemías. Tal vez permaneció centrado en la tarea que tenía por delante, pasando de las cosas (piedras, muros, puertas) a las personas (nuevos residentes y conversos). Los líderes tienden a pasar rápidamente de un éxito a las nuevas oportunidades y obstáculos que vienen después.

Algunos de los críticos de Nehemías perdieron su coraje una vez completada la muralla. El éxito de un líder es quizá su mejor defensa contra los ataques y las críticas a su carácter. Al terminar la misión que Dios le dio, Nehemías demostró que Dios estaba con él. Exitosamente, Nehemías permaneció humilde, dando a Dios todo el crédito. Sin embargo, no todos los críticos de Nehemías se desanimaron y siguieron adelante con sus vidas. Tobías, que probablemente era judío, se estableció como el principal enemigo de Nehemías, haciéndole la guerra durante el resto del libro. Era un poderoso líder de negocios públicos, incluso se casó con la hija de Mesulam, quien había ayudado a reedificar la muralla, con el fin de ganarse el favor del pueblo de Dios (3:4, 30). Para empeorar las cosas, parece que Tobías también contrató una empresa de relaciones públicas para mejorar su imagen pública.

El principio de liderazgo de este capítulo es que a veces las personas que deberían estar más a tu favor son las que más se oponen a ti. Si no hay nada que puedas hacer para trabajar con ellos, tienes que ignorarlos y continuar tu misión, que es precisamente lo que hace Nehemías.

Pregunta:

Nehemías estuvo mucho tiempo solo y oró mucho. ¿Cómo pueden los miembros del grupo orar unos por otros para no estar tan solos?