Reedificando El Hogar: 13 Días en NehemíasMuestra

¿Cómo se hace una declaración de misión familiar?

En la política, los negocios y la religión, las órdenes suelen venir de arriba hacia abajo. En Nehemías 10, somos testigos de un derramamiento del Espíritu Santo y de la reacción del pueblo, que se compromete a vivir en una relación de pacto con Dios y entre sí. Su respuesta no es de arriba hacia abajo, sino de adentro hacia afuera. A medida que sus corazones y deseos cambian al escuchar la predicación de la Palabra de Dios y al arrepentirse de sus pecados, el pueblo de Dios se compromete públicamente con sus familias a vivir según los principios de Dios.

En cierto modo, este capítulo de Nehemías es un poco como una declaración de misión familiar que numerosas familias acuerdan para vivir unidas como pueblo de Dios en la misión de Dios. Una vez que se adopta una declaración de misión, las decisiones que siguen pueden tomarse a la luz de los principios y prioridades que guían la vida. Imagina una nación sin documentos legales fundacionales que consagran su forma de gobierno, una empresa sin una declaración de misión, o una liga deportiva sin un reglamento, y luego pregúntate si tú y tu familia tienen una declaración de misión que guíe su toma de decisiones.

Los que firmaron el pacto incluyen al líder Nehemías y su asistente, junto con los sacerdotes (como un pastor hoy en día) que son mencionados por sus nombres de familia, ya que firmaron en nombre de sus familias extendidas (10:2-8), los levitas (como el personal del ministerio y los líderes) que ayudaron a los sacerdotes a enseñar y cuidar del pueblo (10:9-13), seguidos por 44 familias prominentes de liderazgo, junto con todos los demás que estaban sirviendo fielmente a Dios en esta Iglesia del Antiguo Testamento en varios servicios del ministerio (10:28-29). Esencialmente, todo el pueblo de Dios aceptó firmar un pacto que los vinculaba a ciertas obligaciones; no porque tuvieran que hacerlo, sino porque querían hacerlo por amor a Dios y a los demás.

Para resumir la declaración de la misión de la familia unida, ésta básicamente dice:

1. Obedeceremos las Escrituras.
2. Guiaremos a nuestras familias.
3. Adoraremos a nuestro Dios.
4. Daremos generosamente.
5. Haremos de la iglesia una prioridad.
6. Solo nos casaremos con creyentes.
7. Llevaremos a cabo los negocios de forma ética.

El pueblo dedicaba su vida espiritual, su familia, su horario, su presupuesto y su sexualidad plenamente a Dios sin reserva. Cuando ocurre un verdadero movimiento de avivamiento del Espíritu Santo, cada aspecto de la vida se ve afectado. Debido a que el Rey Jesús es el Señor de todo, no hay tal cosa como una división entre las cosas sagradas y seculares. Cuando Su Señorío es vivido por Su pueblo, no hay ningún aspecto de la vida que permanece sin cambiar y sin ser afectado. Cuando ocurre un verdadero avivamiento, el vicio y el crimen disminuyen, la prosperidad económica aumenta, la salud mental mejora, el malestar social va menguando y el reino de Dios comienza a manifestarse en la tierra como en el cielo. La verdad es que todo el mundo vive en una cultura, y básicamente sólo hay dos fuentes de las que se crea la cultura. Una, la mayoría de las personas viven jalando el infierno hacia arriba, arrastrando la cultura de la amargura, la venganza, el egoísmo, el orgullo, la adicción y el quebrantamiento en sus vidas. Dos, algunas personas viven haciendo descender el Reino, invitando al Espíritu Santo a traer el cielo a la tierra con el fruto del Espíritu manifestado en las vidas, familias y comunidades de una cultura. Esto es lo que ocurre en Nehemías 10.

Como todo esto era muy público, los maridos y padres que firmaban el pacto se comprometían a ser hombres de Dios. Esto permitía que sus esposas e hijos los animaran a cumplir su promesa, y también daba pie a que los hombres se motivaran unos a otros a amar y hacer el bien. De este modo, el pueblo de Dios renunciaba a su egoísmo para poder vivir, obrar y adorar juntos como una gran familia extendida formada por familias individuales. Al hacerlo, demostraban su fe en que Dios proveería para ellos en todos los sentidos.

Durante generaciones, estas familias habían profesado una fe que no practicaban, y a menudo no poseían. Con su boca declaraban adorar a Dios, pero no llevaban un estilo de vida piadoso. La Biblia había sido ignorada, los servicios de adoración habían cesado, las personas no estaban ofrendando a Dios, se casaban con paganos e incrédulos, pero ahora estaban avanzando o no mirarían hacia atrás. Hoy en día, los creyentes se enfrentan al mismo tipo de tentación de volverse letárgicos y tibios, abandonando la adoración corporativa a Dios por los negocios y las oportunidades recreativas, sin dar generosamente a la causa de Jesucristo, y viviendo vidas que no son muy diferentes a las de todos los que no conocen a Dios. La buena noticia del relato de Nehemías es que todo puede cambiar rápida y sobrenaturalmente si el pueblo de Dios se arrepiente de su pecado y obedece Su Palabra, mientras Dios derrama su bendición con gracia y generosidad sobre Su Pueblo.

Antes, el pueblo vivía de forma independiente, pero ahora se esforzaba por lograr la unidad. No daban prioridad a Dios ni a la iglesia, y ahora sí. No pensaban ni planificaban en términos de legado generacional para sus hijos y nietos, pero todo eso estaba a punto de cambiar. Este capítulo relata el resultado del arrepentimiento. Las personas dejan de pelear con Dios y comienzan a seguirlo. Las personas dejan de discutir con Dios y empiezan a estar de acuerdo con Él. Las personas cambian sus vidas porque Dios ha cambiado su corazón, su mente y sus deseos.

Pregunta:

¿Tiene tu familia una declaración de misión que guíe la toma de decisiones a lo largo de la vida? Si no es así, ¿estarías dispuesto a crear una?