Un Dia MejorMuestra
Vienen días mejores.
No podemos disimular lo que nos pasa, algo no anda bien. Todos los días nos despertamos teniendo que soportar todo tipo de dolores y sufrimientos. El rechazo, el vacío y la pena nos persiguen como si fueran una sombra. Es la oscuridad del mal y del odio la que nos afecta de manera palpable y que parece estar fuera de nuestro control. Somos conscientes de que las cosas no tendrían que ser así.
Es por eso que nos esforzamos por revertir esta situación. Luchamos para consolarnos. Procuramos llenar nuestro vacío emocional con desesperación. Nos apresuramos para huir de las situaciones dolorosas, para acabar con el caos, y tratamos de encontrar nuestras propias soluciones a los problemas de la vida. ¡A mí nunca me ha servido! ¡Sé que necesito otra cosa!
¿Lo notas? Ese anhelo tan profundo, ese deseo de paz y plenitud, ese amor genuino que fluye para todos, exento de orgullo. Todos lo notamos. Este deseo es obra de nuestro creador, es como un anhelo profundo en el corazón de cada ser humano, y Dios es la máxima satisfacción. Él quiere colmar nuestros deseos más íntimos. No quiere que nadie perezca. Él sabe que no es como debería ser.
Confiamos en que vienen días mejores; llegará el día en el que todo lo malo desaparecerá. En una ocasión, C.S. Lewis comentó: "Si encuentro en mí mismo deseos que nada en este mundo pueden satisfacer, la única explicación lógica es que fui creado para otro mundo". Podemos vivir con la esperanza de que algún día, el mundo para el que fuimos creados será nuestra realidad; y así será. Cuando nos encontremos con Jesús cara a cara, y cuando Él regrese a la tierra y ponga todo en orden, despuntará un día mejor.
En Juan 16, Jesús dijo que la forma en que esperaremos su llegada sería semejante a los dolores de una mujer que está a punto de dar a luz. Dijo que así como la mujer se olvida de su angustia cuando ve el rostro de su bebé recién nacido, la tristeza de nuestro tiempo presente se convertirá en alegría cuando podamos verlo de nuevo.
Dios no está lejos. Ahora mismo tenemos un motivo por el cual vivir. Jesús vino a la tierra y fue crucificado para pagar nuestras deudas y liberarnos del poder del pecado, concediéndonos el don de la vida eterna. Se levantó de la tumba, ¡venciendo incluso a la muerte! Efesios 2 dice que hemos resucitado de la muerte junto con Él. Dice que estamos sentados con Él en los reinos celestiales porque estamos unidos a Él. Él rasgó el velo que nos separaba de Dios. Ahora, Su luz, Su bondad y Su belleza ya se están filtrando en este mundo. Día tras día, Él saca el mal a la luz y lo expulsa.
Él es nuestra esperanza, la luz del mundo. Sin embargo, hay mucha gente que todavía no sabe quién es Él y lo que ha hecho por nosotros. Hay tantas personas ahogándose en la desesperanza.
Hoy te planteamos un desafío. ¿Quieres ser un instrumento capaz de propagar Su luz en el mundo oscuro y herido?
Efesios 2 dice que Dios nos considera, a ti y a mí, como ejemplos vivientes de su increíble riqueza de gracia y bondad hacia la humanidad, que se manifiesta en lo que ha hecho por nosotros los que estamos unidos a Cristo Jesús.
Puedes propagar la luz del cielo y el Evangelio de la verdad dondequiera que vayas. Esta es tu oportunidad de compartir la gran esperanza que tenemos en Jesús.
Durante esta semana, nos gustaría acompañarte porque reconocemos el dolor y los problemas que nos afectan a todos. Además, queremos dirigir nuestra mirada a Jesús, nuestra esperanza.
Para estar verdaderamente vivos en este mundo afligido, debemos aferrarnos a la hermosura prometedora que nos aguarda en el mundo venidero. Es un regalo increíble, y es una esperanza que podemos compartir. Debemos recordar que el cielo en persona descendió por nosotros: Jesucristo; y no vino únicamente por nosotros, sino por los pecados de todo el mundo. De cara a la desesperanza, invitemos a los demás a acompañarnos en nuestra elección de contemplar al Dios de la esperanza.
Oremos:
Señor, en este momento en el que nos entristecemos ante el dolor y la injusticia del mundo, reanímanos con tu esperanza. Ayúdanos a ver y proclamar lo bello que eres y lo que has hecho. Aunque nos encontremos en medio del caos, tú nos sostienes con tu amor. Tú eres la esperanza del mundo entero. Acompáñanos a lo largo de esta semana en la que dirigimos nuestra mirada al cielo. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
No podemos disimular lo que nos pasa, algo no anda bien. Todos los días nos despertamos teniendo que soportar todo tipo de dolores; luchamos para consolarnos. Sin embargo, tenemos la certeza de que vienen días mejores; llegará el día en el que todo lo malo desaparecerá. Estos devocionales te devolverán la esperanza y te inspirarán a compartir a Jesús en un mundo lleno de sufrimiento.
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Nos gustaría agradecer a Luis Palau Association por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://luispalau.net/