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El pie dice: No quiero ser pie

Pablo hace una analogía del cuerpo haciendo referencia a la Iglesia, y dice algo interesante: “Si el pie dijera: No quiero ser pie”, esto nos habla de que en el cuerpo de Cristo hay desprecio por el lugar donde Dios te puso. Así mismo, en la iglesia local muchas veces despreciamos el lugar que tenemos y no le permitimos al cuerpo actuar en armonía. ¿Te imaginas a tu pie en el lugar de la oreja? Por lo menos pensarías: “Qué raro se ve”. Pero no solo se ve raro, sino que no funciona para lo que fue creado.

Fuiste creado para ocupar una parte del cuerpo y cuando logramos entender el lugar para el que fuimos creados logramos funcionar de manera correcta y armoniosa.

No hay un miembro que sea más importante que otro. El lugar que ocupas en tu iglesia local es importantísimo, no seas un mutilador del cuerpo, no abandones el lugar que tienes en tu iglesia local. Ama y trabaja en esa posición que el Señor te entregó y verás como la perspectiva del lugar que se te dio cambia radicalmente.

Te animo a no ser ese pie que no quiere ser pie, si no que ese pie entiende que es pie y se esfuerce por ser el mejor pie que pueda haber existido en la historia. Finalmente, hermosos son los pies de los que anuncian las Buenas Nuevas.

Oremos:

“Padre, agradezco el lugar que me diste en el cuerpo, ayúdame a no menospreciarlo y a ser fiel en aquel lugar que me diste. Amén”.