Lecciones en El DesiertoMuestra

Rendirse trae la victoria en el desierto.

Si alguien preguntara cuál es la experiencia de desierto más corta, no habría una respuesta para ello. Un desierto puede durar desde unas semanas hasta un par de años, y todo depende de la actitud y la postura de nuestro corazón. Si somos duros de corazón, nos obstinamos en nuestras costumbres y no tenemos en cuenta a Dios, puede que nos encontremos allí más tiempo. En cambio, cuando nos permitimos rendirnos a Dios y a Sus caminos, empezamos a ver la victoria justo dónde estamos.

Rendirse es una sumisión voluntaria a la voluntad de Dios para nuestras vidas. Es decir sí a la intervención de Dios en nuestras situaciones, dándole acceso a todos los rincones de nuestra alma y permitiéndole opinar sobre las decisiones que tomamos.

Rendirse se siente difícil porque estamos programados para tomar el control de las cosas que nos conciernen y avanzar en consecuencia. Esto requiere que nos sentemos conscientemente y permitamos que Dios haga lo que decida hacer en nosotros, con nosotros y a través de nosotros.

Someterse no es rendirse, sino entregarse a la soberanía de Dios. No es un acto de debilidad, sino una formidable confianza en la fuerza de un Dios Todopoderoso.

Si ahora mismo estás caminando por un desierto, ¿elegirías hacer esta oración?

Oración

Amante Padre Celestial - Te doy las gracias por esta temporada de desierto. Ahora veo quién soy realmente y me asombra que todavía me ames tanto que enviaste a Tu Hijo para salvarme. Te agradezco por seguir siendo Dios en este tiempo, por ser firme y seguro incluso cuando todo a mi alrededor no lo era. Perdóname por hablar y actuar con dudas y miedo. Perdóname si he hablado en contra de Ti. Ahora sé que tu haces que todas las cosas sean de bien para mí. Sé que me estás preparando para la próxima temporada de mi vida. Me entrego completamente a Ti para que hagas conmigo lo que quieras. Soy Tuyo. Acércame a Ti. Háblame de una manera que pueda entender. Que me convierta en todo lo que deseas que sea.

En el nombre de Jesús, amén.