Lecciones en El DesiertoMuestra

Los enemigos en el desierto.

Aunque el desierto está hecho a la medida de cada uno de nosotros por un Dios Amoroso, es fácil malinterpretar los momentos difíciles como ataques del foso del infierno. Curiosamente, el Espíritu Santo llevó a Jesús al desierto donde fue tentado por el diablo. El desierto es una temporada que estará llena de posibles trampas, callejones sin salida y muchas agitaciones, pero todo esto será permitido por Dios para acercarnos y depender más de Él.

Dicho esto, el enemigo hará todo lo que esté en su mano para desanimarnos, perturbarnos y captar nuestra atención durante esta temporada. Es un enemigo despiadado cuyo lema es robar, matar y destruir. Utilizará todas las armas de su arsenal para conseguirlo. La clave para experimentar la victoria, es encontrar la paz en medio de la multitud de emociones que sentimos en esta temporada. También es importante identificar los esquemas del enemigo que estarán operando con una hipervelocidad para derribar nuestra fe, perder nuestra resistencia y quemarnos. Leemos en 1 Pedro que el diablo es como un león rugiente que busca devorar a cualquiera. El Apóstol Santiago nos llama a ser humildes para poder resistirlo. La promesa en esta situación es que él huirá.

La mayoría de las veces, los problemas se intensifican porque somos imprudentes ante las artimañas del diablo en medio del desierto. Su modus operandi es principalmente hacernos dudar de la bondad y la presencia de Dios, estar temerosos y ansiosos por lo que está por venir y refunfuñar por cómo son las cosas en el presente en comparación de cómo eran.

Para combatir estos ataques necesitamos encontrar nuestro camino cerca de Dios quien nos ha guiado hasta ahora y luego arrancar de raíz cada pedazo de miedo, duda y descontento identificando nuestra lucha y llamándola.

No necesitamos acobardarnos ante el enemigo, pero debemos mantenernos firmes y confiados en la victoria que tenemos en Jesús. Usa la Palabra de Dios como una espada y sigue orando en todo momento en el Espíritu mientras crees que la victoria es tuya.