Lecciones en El DesiertoMuestra

Probando nuestro carácter.

Todos los que reciben algún tipo de educación conocen la importancia de las pruebas. Una prueba se establece con la intención de mostrar el progreso y la mejora de un estudiante y también determina si están listos para el siguiente nivel de educación. Espiritualmente, el desierto es una forma en la que somos probados para prepararnos para la siguiente parte de nuestro viaje.

El área principal de nuestra prueba está en nuestro carácter. El carácter es lo que somos en privado cuando no hay nadie alrededor. Es la parte de nosotros que da forma invisible a nuestro ser exterior e inevitablemente a toda nuestra vida.Una persona puede tener éxito, ser eficiente y carismática, pero sí hay agujeros en su carácter ninguna de esas otras cosas importará. Cada uno de nosotros es imperfecto. Todos nosotros tenemos defectos en nuestro carácter. Por eso, no debería sorprendernos que al seguir a Jesús, Él comience a traer sanidad y cambios en lo más profundo de nuestra vida personal y privada. Esta transformación es la que empieza a ser vista por los demás a medida que crecemos en nuestro caminar con Dios.

El desierto tiene una forma muy interesante de moldear nuestro carácter. Las largas esperas, las condiciones duras, de pérdida y vacío tienen una forma de poner a prueba nuestros corazones y, a su vez, de poner a prueba nuestro carácter. Lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos está directamente relacionado con lo que somos en el fondo. El desierto tiene una forma extraña de correr la cortina de nuestro hombre interior y ayudarnos a ver quiénes somos realmente en el fondo.

El rey David, en muchos de sus Salmos, escribía sobre sus sentimientos y su naturaleza defectuosa con una honestidad estremecedora. Lo poderoso de esas declaraciones era que reconocía sus problemas con vulnerabilidad sabiendo que su Dios era Todopoderoso para cambiarlo y Su amor era tan firme que nada podía alejarlo.

¿Qué pasaría si nos miráramos más de cerca a nosotros mismos y realizáramos una revisión de nuestro carácter personal? ¿Qué encontraríamos? ¿Estaríamos dispuestos a sincerarnos ante Dios?

Para hacer:

Haz una lista de afirmaciones que comiencen con "Yo soy" y terminen con rasgos de carácter negativos que hayas notado en esta temporada. La intención no es avergonzarte o culparte sino que expongas estas partes de ti mismo a las manos seguras y sanadoras de Jesús.

Oración:

Dios eterno:

Admito que soy ........., ........., ..........

Te confieso mi pecado. Te pido que perdones mis pecados, que sanes mis heridas, que limpies mi culpa y que me hagas presentarme de nuevo ante Ti con un corazón limpio. Gracias por escuchar mi oración.

En el nombre de tu hijo Jesús oro, amén.