Lecciones en El DesiertoMuestra

Entrenando para mantener la disciplina.

Al ver cualquier deporte, vemos cómo los atletas rinden en el campo según el intenso entrenamiento al que se han sometido detrás del escenario. El entrenamiento difiere para cada atleta en función de su deporte y su destreza. No solo se les entrena para sobresalir, sino también para ser disciplinados. Tienen que entrenar durante un número determinado de horas cada día y comer una comida cuidadosamente preparada. Estos son elementos son no negociables. Para el cristiano, la mayor parte de nuestro entrenamiento ocurre en las tierras áridas del desierto. Somos entrenados para crecer en la madurez y entrar en todo lo que Dios nos ha llamado y para lo que nos ha creado.

El entrenamiento por el que pasamos, traerá disciplina a nuestras vidas. El desierto nos obligará a mirar cada día a través de una lente crítico. Encontraremos una falta de disciplina en diferentes áreas de nuestras vidas. El área principal que Dios querrá revitalizar en nuestras vidas es nuestra disciplina espiritual.

La disciplina espiritual gira principalmente en torno a Dios y tú. Para empezar, se necesita intencionalidad y regularidad. Un tiempo de silencio cada mañana es un buen punto de partida. Sin embargo, no tiene que ser así para siempre. La disciplina espiritual de apartar tiempo para leer la Palabra de Dios, orar y permitirle que te hable es vital para cada temporada de la vida cristiana. El desierto es un gran lugar para iniciar y hacer crecer estas disciplinas. El Salmo 81 nos indica el deseo de Dios de que Su pueblo escuche Su consejo de vida y la promesa de bendición y victoria cuando lo hacemos.

Otra disciplina vital es incluir en tu agenda semanal un día de descanso. El sábado fue instituido por un Dios omnisciente que estaba seguro de cuánto descanso necesitaríamos para que nuestro espíritu, alma y cuerpo se recuperaran después de una semana completa de trabajo. Estas disciplinas no deben convertirse en rituales repetitivos y vacíos, sino en momentos significativos de profunda comunión con Dios.

Si tú y yo no desarrollamos estas disciplinas espirituales en el desierto, existe la posibilidad de que no las desarrollemos en las estaciones venideras.