La Magia de la NavidadMuestra

La magia del mosaico

En mi niñez, mis hermanos y yo teníamos una competencia secreta para ver quién sorprendería a nuestros padres con el regalo más original en la mañana de Navidad. Un año, la foto enmarcada de ellos cuando eran novios en la secundaria con sus nombres grabados prácticamente "ganó la Navidad". Al año siguiente, en un intento de crear un momento mágico para mi madre junté todas sus camisetas favoritas, incluida la vieja camiseta de fútbol de la escuela secundaria de mi padre, desempolvé la máquina de coser, y creé una colcha llena de recuerdos y sentimientos.

La colcha maravillosamente tejida contaba una historia con eventos aparentemente no relacionados, unidos para crear una historia maravillosa. Los fragmentos de las camisetas se juntaron. La Navidad de mi madre sería mágica. Ganar la Navidad sería pan comido.

El rey David sabía como unir cosas para demostrar su amor. Puede que no haya estado motivado por la rivalidad fraternal, pero el Rey de Israel deseaba construir un templo para honrar al Dios que amaba. El pastorcito convertido rey anhelaba un lugar donde pudiera habitar el Espíritu de Dios; anhelaba acercar la presencia del Señor.

Pero Dios tenía otro plan para acercar a Su pueblo.

Estaba tejiendo un legado que no podría ser contenido en un edificio. El mosaico de la historia de Dios estaba uniéndose de una forma que David jamás podría haber soñado. Y Dios usaría a la familia de David para lograr Sus propósitos.

“Se extenderán su soberanía y su paz,
y no tendrán fin.
Gobernará sobre el trono de David
y sobre su reino,
para establecerlo y sostenerlo
con justicia y rectitud
desde ahora y para siempre.
Esto lo llevará a cabo
el celo del Señor Todopoderoso” (Isaías 9:7 NVI).

Desde el linaje de David, Dios iba a enviar a un Salvador, y Su nombre sería Jesús. Como David, sería conocido como un pastor y un rey, pero este rey sería diferente a cualquier otro que Israel hubiera visto. Él no viviría en un templo, sino que sería el cumplimiento de una promesa. Él sería nuestro Emanuel, Dios con nosotros.

Holly Goddard
Tierra de Waumba