Eligiendo a Dios en Lugar De Las Cosas Del MundoMuestra

Lectura: Génesis 1:31; 3:4–6; 6:5–8; 18:22–25; 50:19–20

EOAO: Génesis 50:19–20

“Pero José les respondió: —No temáis, pues ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener con vida a mucho pueblo".

En el Texto

Uno de los temas principales del libro del Génesis es el del bien contra el mal. A lo largo del libro, el autor ofrece ejemplos del bien, ejemplos del mal y la interacción entre ambos. Comenzando con el relato de la creación y continuando con la historia de José, el autor muestra la soberanía de Dios a través de este tema.

Dios creó los cielos y la tierra. Después de completar Su obra, Dios llamó bueno a todo lo que hizo. El mal aún no había entrado en el mundo. Dios colocó al hombre y a la mujer que creó en un huerto, permitiéndoles comer de cualquier árbol que desearan, excepto de dos. La serpiente los engañó, prometiendo a la mujer que si comía del árbol del conocimiento del bien y del mal, sería como Dios, conociendo el bien y el mal. Tanto ella como el hombre comieron, y de repente fueron conscientes del mal porque habían cometido el primer acto de pecado.

Más tarde, Dios declaró que todos los pensamientos y acciones de los seres humanos eran sólo de maldad todo el tiempo. Prometió destruir todo lo que había hecho a causa de esta gran maldad. Sin embargo, incluso en medio de tanta maldad, hubo un hombre que encontró el favor de Dios.

Mucho más adelante, Dios eligió a un hombre llamado Abraham para que fuera él quien cumpliera Su promesa de redimir al mundo del mal y del pecado. Abraham sabía que Dios era justo y bueno. Dios no destruiría a los buenos junto con los malos, sino que permitiría que el mal prevaleciera para salvar a los que se comprometieran con Él.

En la vida de José, Dios utilizó un gran mal para provocar un gran bien. Sus hermanos lo habían arrojado a un pozo y lo habían vendido como esclavo. Fue perseguido y acusado falsamente, arrojado a la cárcel sin juicio. Incluso en todo este mal, Dios llevaría a cabo Su buen propósito. José no sólo permitió que Dios dirigiera sus pasos y utilizara su vida para Sus propósitos, sino que reconoció la soberanía de Dios para tornar en bien lo que era destinado a hacer mal.

La soberanía de Dios permanece inalterable. Aunque a menudo parezca que el mal triunfa en el mundo, Dios siempre está llevando a cabo Sus buenos propósitos. Nada está fuera de Su alcance. Nada pasa desapercibido para Él. Mientras soportamos un mundo malvado, podemos confiar en que, independientemente de las circunstancias, Dios es soberano y siempre está llevando a cabo Sus buenos propósitos para Su reino, para Su pueblo y para el mundo.