Eligiendo a Dios en Lugar De Las Cosas Del MundoMuestra

Lectura: Génesis 49:1–28; Salmos 139:1–6, 16

EOAO: Salmos 139:16

“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar ni una de ellas".

En el Texto

En los últimos momentos de la vida de Jacob, este pronunció bendiciones y profecías sobre cada uno de sus hijos. Sus palabras describieron el carácter de sus hijos, las bendiciones que recibirían y las características y la reputación de sus descendientes. Jacob demostró plena confianza en los planes de Dios para el futuro y plena confianza en la fidelidad de Dios para cumplir Sus promesas. Dios tenía planes específicos para cada uno de los hijos de Jacob y sus descendientes, y, en Su gracia, reveló algunos de esos planes a Jacob.

A Rubén, Simeón y Leví, sus acciones descuidadas les impedirían recibir posiciones de liderazgo dentro de la familia y la nación. Aunque seguirían recibiendo la bendición de Dios y llevarían adelante el pacto de Abraham, serían disciplinados por sus acciones. Podemos aprender mucho de su ejemplo, viendo cómo las acciones pecaminosas a menudo pueden descalificar a las personas en posición de liderazgo dentro del pueblo de Dios.

En contraste con los tres hermanos mayores, Judá y José recibieron grandes bendiciones y promesas. Judá sería el padre de los reyes de Israel y de Judá, a través del cual vendría el Mesías. Sería el antepasado del Rey eterno de Israel, del Mesías del mundo, Jesucristo.

José recibió una doble porción de bendición, ya que Jacob bendijo a los hijos de José como si fueran suyos. La fidelidad de José le permitió ser bendecido abundantemente por Dios. De la misma manera que las acciones pecaminosas pueden descalificar a las personas para el liderazgo, Dios confía estos puestos a aquellos que son dignos de alabanza y responsables.

Aunque estas palabras estaban dirigidas específicamente a los hijos y descendientes de Jacob, podemos encontrar en ellas mucho aliento e instrucción. Nos recuerdan la forma en que Dios conoce nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro, y su íntima participación en cada uno de ellos.

Dios tiene planes específicos y un futuro concreto diseñado para cada una de nosotras. ¿Someteremos nuestras vidas, deseos y planes a Dios, confiando en que Él tiene el futuro perfecto preparado para nosotras? Mientras buscamos vivir vidas que lo honren, comencemos cada día confiando nuestro futuro a Aquel que ha conocido todos nuestros días antes de que cualquiera de ellos llegara a existir.