Eligiendo a Dios en Lugar De Las Cosas Del MundoMuestra

Lectura: Génesis 45:1–15

EOAO: Génesis 45:5

“Ahora, pues, no os entristezcáis ni os pese haberme vendido acá, porque para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros".

En el Texto

El mensaje de reconciliación es un tema común en el Libro de Génesis. Cuando Jacob se preparó para encontrarse con Esaú después de veinte años, estaba muy preocupado. Esaú, sin embargo, había perdonado a Jacob por su engaño porque también había sido abundantemente bendecido (Génesis 33:9). De manera similar, a los hermanos de José les preocupaba tener que enfrenar un castigo severo por los males que le habían hecho a José. Y sin embargo, José les ofreció el perdón y buscó la reconciliación. Pudo hacerlo debido a su comprensión de la soberanía de Dios.

En lugar de tomar represalias o castigar a sus hermanos cuando reconocieron su culpa, José los perdonó. Se dio cuenta de que aunque sus hermanos lo vendieron como esclavo, fue Dios quien lo envió allí. Dios obró cosas asombrosas en las dos décadas desde el incidente, usando todos los males contra José para bien. José reconoció la soberanía de Dios y no necesitaba buscar venganza.

Una comprensión adecuada de la soberanía de Dios conduce al perdón. José vio cómo Dios usó los males en su contra para lograr un mayor bienestar y preservar la vida de los miembros de su familia. En lugar de responder con represalia, José respondió con compasión. Su compasión, a su vez, condujo a la reconciliación entre los hermanos. Se restableció la unidad de la familia.

Dios siempre está obrando. Estos eventos muestran Su deseo de preservar la vida y Su capacidad de usar incluso el mal para lograr Sus propósitos soberanos. Dios incluye todas las cosas en Su plan, y por eso, no debe haber lugar en nuestros corazones para la represalia o la amargura.

La verdadera reconciliación solo puede venir de la obra de Dios en nosotros. Sin perdón, la reconciliación es imposible. Pero sin una comprensión y un reconocimiento adecuados de la soberanía de Dios, no estaremos dispuestas a perdonar a quienes nos han hecho daño. Guardar rencor o buscar represalias muestra una falta de voluntad o incapacidad para aceptar la soberanía de Dios. Él está obrando en todas las cosas, incluso en el mal, para realizar Sus propósitos. Cuando vemos los eventos en nuestras vidas como parte del gran plan de redención de Dios, podemos, con Su ayuda, perdonar a otros y reconciliarnos con ellos.

¡Qué bendición es este relato de los hermanos para nosotras mientras luchamos por la unidad con otros creyentes! Si José pudo perdonar a sus hermanos, seguramente podemos renunciar a nuestra necesidad de venganza y, en cambio, buscar la reconciliación con otros creyentes. La unidad fue crucial en la familia escogida de Dios, y es igualmente crucial en el cuerpo de Cristo hoy.