Eligiendo a Dios en Lugar De Las Cosas Del MundoMuestra

Leer: Génesis 38; Rut 4:12; Mateo 1:2–16

EOAO: Rut 4:12

“Sea tu casa como la casa de Fares, el hijo de Tamar y Judá, gracias a la descendencia que de esa joven te dé el Señor".

En el texto

Hay temas consistentes a lo largo del Libro de Génesis, especialmente a través de las narrativas patriarcales. El relato de Judá y Tamar continúa mostrando estos temas, vinculando eventos aparentemente aislados con el resto de la narración.

Uno de estos temas particularmente evidentes es la elección de Dios de un hermano menor sobre el primogénito. Judá intentó obtener el estatus de primogénito vendiendo a José a los madianitas. Judá fue el siguiente en la fila ya que sus tres hermanos mayores se descalificaron a sí mismos por falla moral (ver Génesis 34; 35:22). Aunque Dios había escogido a José para que recibiera la doble porción del primogénito, Judá también recibiría una bendición debido a su arrepentimiento del pecado y la obediencia resultante.

Judá traicionó y vendió a su hermano como esclavo y luego engañó a su padre haciéndole creer que José estaba muerto. Escogió las cosas del mundo, la maldad y una vida alejada de Dios. Se fue a vivir con los cananeos, el pueblo del cual Dios había ordenado a los hijos de Israel que se mantuvieran separados. Su falta de vivir obedientemente condujo a la muerte de sus hijos, ya que ellos también eran malvados ante el Señor. Judá se negó a dar a Tamar, su nuera, a su hijo Sela después de la muerte de su esposo. Dios disciplinó a Judá como había disciplinado a su padre. Judá engañó a su padre y a su vez fue disciplinado por Dios a través del engaño de su nuera.

Tamar se destaca como la única persona bien intencionada en estos eventos. Si bien podemos ver sus acciones con desdén, ella estaba tratando de asegurar su futuro y reclamar sus derechos como esposa del primogénito de Judá. En medio de una familia corrupta, evitó que la línea de Judá se asimilara a los cananeos. Ella protegió a la familia y fue considerada en la historia de Israel con respeto y honor. Sus acciones rescataron la línea de Judá, la línea a través de la cual Dios traería a Su Hijo al mundo.

La historia de Tamar nos muestra que no importa la desesperación, no importa cuánto haya errado Su pueblo escogido, Dios es el héroe. Él es quien disciplinó a Judá y lo condujo de regreso a la casa de su padre. Él es quien hizo justicia para Tamar, honrándola en la historia de Israel. E incluso en el desorden de esta situación, el resultado final fue el nacimiento de Aquel que salvaría al mundo del pecado y la muerte. Jesucristo descendió de Judá y Tamar, recordándonos que nuestro Dios siempre cumplirá Sus buenos propósitos, a pesar del pecado de las personas.