Amor ExtravaganteMuestra

De volver a casa a la bienvenida

Esta parte de la historia es mi favorita. Cuando el joven se arrastró hasta la casa, temía el momento en el que tuviera que mirar a su padre cara a cara. No estaba seguro de cómo explicarse cuando le preguntara qué hizo con todo el dinero que le había dado. Mientras tanto, su padre estaba sentado a la entrada de su casa con sus ojos en el camino por el que su hijo se había ido. Cada día, se sentaba allí a mirar, deseando, esperando, con la esperanza de que un día su hijo regresara. Finalmente, vio la silueta de su hijo apareciendo por el horizonte y ese padre no pudo contenerse. ¡Se levantó y corrió para dar la bienvenida a su hijo! “Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó” (Lucas 15:20b).

Qué imagen tan bella de reconciliación, aceptación, perdón, gracia y misericordia. El padre no estaba enojado ni fue crítico. No estaba amargado ni se mostró vengativo, sino que estaba rebosando de compasión por el hijo que ama. No lo reprendió, ni lo castigó o lo envió a vivir con los siervos. Cada día de los que ese joven había estado sentado en la pocilga soñando con su casa, su padre había estado sentado en la entrada de su casa soñando con su hijo, esperando que regresara a casa.