¡Yo Creo!Muestra

Una Fe Preciosa

Hay muchas cosas valiosísimas en la vida. Para algunos, las cosas más valiosas son las que se ven, es decir las materiales. Para otros, lo valioso está definido por lo alcanzado, por los éxitos obtenidos, por el aplauso y el reconocimiento de los demás.

Para los que somos hijos de Dios lo valioso es Cristo en nosotros. De modo, que todo lo que tenemos en Cristo es ganancia y a mayor conciencia de lo que somos y tenemos en Él, más ricos nos sabremos. Las riquezas espirituales jamás podrán ser comparadas con las riquezas materiales. Por eso, hay dos mensajes interesantes que Jesús dio a dos iglesias en el libro de Apocalipsis.

A la iglesia de Esmirna le dijo: “Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico)"(2:9). Mientras que a la iglesia de Laodicea le dijo: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (3:17).

Las riquezas de Esmirna eran espirituales, Jesús les había dotado de todas sus bendiciones y poseían tesoros imperecederos, todo esto a pesar de su pobreza material. La otra iglesia se jactaba de sus posesiones pero estaba vacía de los tesoros del Señor.

Cuando el Apóstol Pedro habla acerca de la fe en Cristo, se refiere a ella como algo más precioso que el oro. “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Ped. 1:7).

¿Cuál fe? La fe en Cristo, en Su divinidad, la fe en Su obra redentora, en la salvación que obtuvo para nosotros en la cruz. La fe que nos mantiene confiando porque “fiel es el que prometió". La fe que está convencida de la presencia de Dios en nosotros y de todo lo que esa verdad tan gloriosa significa.

Cuando Pablo le escribió a Filemón le dijo unas palabras importantísimas acerca de la fe. “Para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús" (1:6). Es bueno que alimentemos nuestra fe, que nos nutramos de la Palabra. En ella iremos descubriendo “todo el bien” que nos ha sido dado por la fe en Cristo.

Que Dios nos ayude a creer, a confiar y a mantener nuestros ojos en Jesús, “el Autor y Consumador de nuestra fe” (Heb. 12:2). Como dice el Apóstol, el oro perece, así como todo lo que es temporal y pasajero. Pero la fe que nos ha sido dada tiene el brillo de la eternidad.