Útil para DiosMuestra

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Mirando hacia el momento en que Israel se establecerá en la Tierra Prometida, Dios les da instrucciones relacionadas con el futuro rey de Israel. Dios elegirá al rey de entre el pueblo de Israel (17:15). El rey debe evitar las trampas del poder al depender de Dios para la seguridad en vez de adquirir caballos (17:16). No los enviará de regreso a Egipto para adquirir caballos, ni cambiará al pueblo por ellos (17:16; cf. 1 Reyes 9:11-4; 10:26-29).

El rey también debe evitar las trampas del estatus. Al casarse con varias esposas, el rey podría construir una coalición de naciones dispuesta y capaces de apoyar a Israel y permitirle una audiencia con otros en posiciones de poder. El Señor prohíbe al rey adquirir muchas esposas “para que su corazón no se desvíe” (17:17). Casarse con esposas extranjeras podría tentar al rey a adoptar prácticas y creencias religiosas no Israelitas (7:3-4). Las alianzas forjadas y la acumulación de riquezas (17:17) también le darían al rey una falsa sensación de seguridad. Mientras más confianza deposite el rey en su ejército, alianzas, y riqueza, menos importante parecerá Dios. El rey estaría en peligro de utilizar su cargo para sus propios propósitos y beneficios.

En lugar de seguir los caminos lógicos y políticos de otros gobernantes, el rey de Israel debería ser un estudioso de la ley. Cada año debía escribir una copia de la ley que sería aprobada por los sacerdotes levíticos (17:18). El rey se sienta sobre la autoridad de Dios y Su ley. Él no es una ley para sí mismo.

El rey también debe leer y hacer la ley (17:19). No sirve a sus propios intereses a expensas de la ley o del pueblo de Israel (17:20). En cambio, a través de la obediencia, el rey “durará mucho tiempo en su reino, él y sus hijos, en Israel” (17:20).

Aunque no somos reyes, debemos incrustar la palabra de Dios en nuestros corazones en la misma manera. Cómo pueblo llamado de las tinieblas a la luz, debemos aprender a vivir en la luz y ayudar a los demás a hacerlo también (1 Timoteo 4:11-16; 1 Pedro 2:9). Hacerlo requiere que seamos estudiantes de la palabra de Dios para evitar las trampas de este mundo aprendiendo a deleitarnos en la instrucción de Dios (Salmos 1:1-2).