Útil para DiosMuestra
Rendido
Abraham le creyó a Dios (Génesis 15:6), pero no entendía como se cumplirían las promesas de Dios. Habiendo sido llamado a dejar su patria y tierra prometida, pueblo, y bendición (12:1-4), lucho con los obstáculos que se interponían en el camino de esas promesas. ¿Dónde, por ejemplo, estaba su heredero? (15:2)?
Incluso después de que Dios le dice a Abraham que su “propio hijo” sería su heredero (15:4), Abraham se enfrenta a la realidad de su esposa Sara que era estéril (11:30). Tratando de solucionar el problema, Abraham busca a Agar, la sirvienta egipcia de Sara, para tener un hijo. Ismael nace y, durante los próximos trece años, Abraham cree que Ismael será su heredero. En ese momento, Dios le dice a Abraham: “Sara tu esposa te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac” (17:19).
Después de despedir a Agar e Ismael (21:8-21), Dios prueba a Abraham al ordenarle que sacrifique a Isaac (22:1-2). Abraham no cuestiona a Dios como lo ha hecho en el pasado (18:22-33) sino que se prepara a sí mismo, a Isaac y a dos sirvientes para un viaje a la tierra de Moriah (22:3-4). A medida que se acercan, Abraham deja a sus sirvientes con el burro y él e Isaac continúan subiendo la montaña (22:5). Cuando Isaac le pregunta a su padre porque no ha traído un cordero para la ofrenda, Abraham simplemente responde: “Dios proveerá por sí mismo el cordero para el holocausto, hijo mío” (22:7-8).
Con Isaac en el altar, Abraham levanta el cuchillo para sacrificar a su hijo, pero el ángel del Señor lo detiene diciendo: “Ahora se que temes a Dios, ya que no me has rehusado tu hijo, tú único hijo” (22:10-12). Abraham mira hacia arriba y ve una carnero atrapado en un matorral. Sacrifica el carnero en lugar de Isaac y nombra el lugar “Jehová proveerá” (22:14).
Su voluntad de sacrificar a su hijo es un acto de rendición. Abraham no sabe cómo Dios cumplirá sus promesas si Isaac no está vivo, pero Abraham sabía que Dios lo haría (cf. Hebreos 11:17-19).
Nos rendimos a Dios al permitir que nuestras obras completen nuestra fe (Santiago 2:22-24). A medida que demostramos nuestra voluntad de dejar a un lado nuestras ambiciones, deseos, y entendimientos para seguir la dirección de Dios, comenzamos a vivir una vida rendida a Él.
Acerca de este Plan
Basado en el libro de James Spencer titulado Útil para Dios: Ocho lecciones de la vida de D. L. Moody, este Plan bíblico examina ocho características evidentes en las Escrituras y en la vida del evangelista del siglo XIX Dwight Moody (p.e. rendido, orante, humilde, sin distracciones, y estudioso). Incluye una guía con estas reflexiones junto con actividades y contenido devocional adicional para descargar en D. L. Moody Center.
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