Ser Padres Con GraciaMuestra
Gracia para afrontar tus fracasos
Un reto al que se enfrentan muchos padres es su propio pecado. Nacer en la familia de Dios y comenzar una nueva vida no significa que nuestros problemas hayan terminado. Nuestro enemigo tiene un plan de tres pasos para neutralizarnos: la lujuria, el pecado y la muerte (Santiago 1:14-15). La Biblia describe nuestra lucha en términos de combate, cuerpo a cuerpo (Efesios 6:10-17), y ninguno de nosotros sale ileso.
Satanás nos empuja y nos incita a pecar; luego «añade más». La Escritura lo llama «el acusador» (Apocalipsis 12:10). Su plan es tentarnos a pecar y luego gritar a nuestros espíritus: «¿Qué te hace pensar que Dios te ama? Eres un fracaso y eso es todo lo que siempre serás».
Los matrimonios y las familias están secuestrados. Muchos llevan las cicatrices del abuso sexual o del sexo prematrimonial. Alrededor de la mitad de los primeros matrimonios acaban en divorcio y, a menudo, esto hace que los ex cónyuges se sientan como «mercancías dañadas» para el resto de sus vidas. Otros intentan recuperarse de la confusión de género o de las desviaciones sexuales.
Aquí es donde brilla el poder transformador de la gracia. La gracia es algo intensamente personal. Su fuente es Dios y su provisión se adapta a nuestras necesidades únicas. Liberamos el poder de la gracia cuando reconocemos nuestra necesidad de ella, lo hacemos cuando comprendemos la santidad de Dios y admitimos nuestra pecaminosidad. El hecho de «sincerarse» con Dios hace que se active el poder de su gracia.
El apóstol Pablo es uno de los héroes del Nuevo Testamento, pero tuvo un feo pasado (1 Timoteo 1:12-17). Agradeció a Dios que, a pesar de ser el peor pecador de todos, su gracia era más que abundante (Romanos 5:20).
Entrar en la gracia comienza con la admisión de la necesidad, con el reconocimiento de nuestro pecado. Si intentamos fingir que no estamos luchando contra el pecado, nos engañamos a nosotros mismos (1 Juan 1:8). Si tratamos de justificar nuestro pecado («todo el mundo lo hace»), contradecimos lo que dice Dios (1 Juan 1:10). En lugar de evadir o excusar el pecado, confiésalo (1 Juan 1:9). Cuando te des cuenta de tu pecado, acude inmediatamente a Dios: «Señor, quiero sincerarme contigo. Estoy de acuerdo contigo en que he pecado. Gracias por perdonar mi pecado».
Acabas de conectarte con la gracia de Dios. Sin penitencia. Sin absolución. Sin actos de contrición. Solo confiesa y Dios perdona. Puede que entonces te revele otros pecados que hayas pasado por alto y que necesiten ser perdonados, para que los confieses también. Eso es la gracia.
Acerca de este Plan
Ser padres es un desafío mayor hoy que en cualquier otra época. ¿Cómo pueden los padres comenzar una tarea tan abrumadora basándose en la verdad y la gracia? Basado en el libro de Phil Congdon Vivir por la gracia, este devocional no solo nos anima a comenzar, sino que nos enseña cómo elevar nuestros esfuerzos a un desempeño efectivo en el reino.
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Nos gustaría agradecer a Grace School of Theology, en asociación con Yellow Balloons y El Centro Network, por proporcionar este plan devocional. Grace se dedica a desarrollar líderes espirituales en cada nación que puedan enseñar a otros el amor de Cristo. La escuela ofrece títulos académicos de grado, postgrado y doctorado. Su Centro Grace para el Desarrollo Espiritual (GCSD) ofrece estudios sin titulación, oportunidades de estudio bíblico en línea y recursos. Para más información, visita: https://www.gsot.edu/center/ y http://www.elcentronetwork.com.