Ser Padres Con GraciaMuestra

Un hogar que modela la gracia

Un hogar es el entorno perfecto para alimentar la gracia. Pero la gracia se capta y no se enseña. Comienza con papá y mamá, y se convierte en una expresión natural de amor en sus hijos.

Un esposo modela la gracia al empezar a amar a su esposa. En Génesis 2:24, es el hombre quien deja a su padre y a su madre y entra en una relación de alianza exclusiva y permanente de lealtad e intimidad con su esposa. Su compromiso es de amor sacrificado, al igual que Cristo dio su vida por la iglesia (Efesios 5:25).

Una esposa modela la gracia respondiendo al amor de su esposo. Su sumisión al liderazgo de él es paralela a la sumisión de la iglesia a Cristo (Efesios 5:23-24). La combinación de amor y sumisión es una garantía de que la gracia de Dios será modelada en un hogar.

Un coro cristiano decía: «El amor es algo que se hace; no solo algo que se siente...». El amor de Dios por el mundo se demostró cuando envió a su Hijo. Este regalo al mundo implicó una acción: Jesús murió por mi pecado. Al esposo se le ordena amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella. Alguien ha observado: «Si amas a tu esposa lo suficiente como para morir por ella, la amarás lo suficiente como para ayudar con los platos». Eso es cierto, pero hay más.

Una escena conmovedora de la película El violinista en el tejado tiene lugar entre Tevye y su esposa Golde. Capta un profundo anhelo cuando Tevye le pregunta a Golde si le ama. Tras un largo intercambio, ella concluye: «¿Lo amo? Durante veinticinco años he vivido... luchado... pasado hambre con él... Mi cama es la suya; si eso no es amor, ¿qué lo es?».

¡Qué verdad tan sublime! Aunque los maridos y las esposas pueden demostrar su amor a través de las cosas que hacen el uno por el otro, nuestros corazones anhelan una experiencia más profunda.

Según el psicólogo Robert Sternberg, el amor tiene tres ingredientes: la pasión, la intimidad y el compromiso[1]. La pasión puede ir y venir, y el compromiso mantendrá unido un matrimonio, pero la intimidad es el corazón del amor. La gracia nos lleva a una relación con Dios por la fe, pero el objetivo de la gracia es que tengamos comunión con Dios. Eso es la intimidad. Esa es la cúspide de la experiencia cristiana. Busca la intimidad en tu matrimonio y modelarás la gracia de Dios.

[1]Les Parrott III and Leslie Parrott, Saving Your Marriage Before It Starts: Seven Questions to Ask Before (and After) You Marry (Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1995), 33–35.