Como a ti misma.

¿Has leído o escuchado el primer mandamiento? ¿Amas a tu prójimo como a ti misma? ¿Realmente sabes su significado?

Comencemos…

Creo que este día se enlaza con el día de ayer. Les explico el por qué: Resulta que cuando pensamos de forma egoísta, no consideramos en los demás, y no podemos amar a alguien en quien no pensemos. Me ha costado mucho hacer relaciones con otras personas, principalmente las de mi mismo género (mujeres). Siempre encuentro algo que me decepciona o que no me hace sentir bien, y me vuelvo toda una sentimentalista y víctima, y simplemente me alejo (grave error).

Antes de hablar de amar al prójimo, hablemos un poco acerca de cuánto te amas a ti misma, cuánto te aceptas como joven, cuánto te valoras y cuánto entiendes que Dios hizo una obra estupenda contigo. Porque para poder amar a otros es necesario que primero te ames tú. Nunca tendrás la capacidad de dar algo que realmente no tienes así que evaluemos tu amor propio.

Volviendo a lo anterior, entendí que no podía llevarme bien con las demás, no por ellas sino por mí. En ellas veía el reflejo de mí misma, cosas que no me agradaban, pero al estar tan enfocada en las demás, no podía trabajar de forma interna conmigo. ¡AUCH! Como joven de Dios, te invito a hacer un análisis de las siguientes áreas de tu vida para que puedas amar a los demás de la forma correcta, como a ti misma.

1- Acéptate tal cual eres porque eres un diseño de Dios. Tal cual eres él te amó, te escogió y te apartó para él. La evidencia de que esto es cierto es que él te ha permitido llegar hasta este día 10 del plan, incluso si has tenido en mente abandonarlo o simplemente se te hace difícil continuar leyéndolo.

2- Dedica tiempo de ti para ti. Comparte contigo misma las cosas que te gusta hacer, las que no te gustan, conoce lo que te desagrada y trabaja en ello, lee libros que te enseñen a valorarte como mujer, etc.

3- Deja de culparte tanto por los errores que cometes. Es parte de tu humanidad, pero no permitas que eso te aleje de Dios. Repítete a ti misma la siguiente afirmación: Sí, me caí, pero vuelvo a levantarme en el nombre de Jesús, porque él no puso en mí un espíritu de cobardía sino de amor y de dominio propio. ¡ERES FUERTE!

4- Por último, antes de tratar a alguien, procura hacerlo de la misma forma en que te gustaría ser tratada, así verás el reflejo de cuánto te amas a través de los demás.