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La Armadura de DiosMuestra

La Armadura de Dios

DÍA 3 DE 10

“…y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15)

Nuestra responsabilidad es de mantener y no de atacar. No es asunto de avanzar sino de permanecer: permanecer en Cristo. En la persona de Cristo, Dios ya ha vencido.

En Cristo la derrota del enemigo es un hecho consumado y ahora la Iglesia está para hacer evidente esta victoria sobre él. Satanás es el que tiene que contraatacar a fin de desalojarnos del terreno conquistado por Cristo.

No luchamos por ganar la victoria; luchamos en base a la victoria ya ganada. Nuestra lucha no tiene por fin ganar, sino que luchamos porque Cristo ya ha triunfado.

De modo que nuestra confianza al batallar con el enemigo reposa en los méritos de la obra redentora, expiatoria y reconciliadora de Cristo.

Cristo venció en la cruz del calvario a Satanás, al pecado, la enfermedad, a la muerte y al mundo. Jesús dijo: Estas cosas os he hablado para que en mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33. En Colosenses 1:13 leemos: “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino de su amado Hijo”. Colosenses 2:13-15 dice: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.

La victoria, pues, en Cristo está garantizada, por lo que nos corresponde es pelear la batalla con base a lo que Cristo ya hizo por nosotros.  


Escrituras

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

La Armadura de Dios

A fin de enfrentar al enemigo de nuestras almas, Dios nos ha dotado de una poderosa armadura. Al vestirnos y usar la armadura de forma efectiva podremos hacer frente al maligno. No podemos enfrentarnos al maligno con nuestras propias fuerzas, sino con las armas que Dios nos da.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/