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La Armadura de Dios

DÍA 1 DE 10

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.  Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.  Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.  Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos. Efesios 6:10-18

Al profesar fe en Cristo inmediatamente somos precipitados a una guerra espiritual. Al referirse a la iglesia Jesús dijo: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. En Efesios 6:12 leemos: “Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes de maldad en las regiones celestes”.

La guerra espiritual “es una coyuntura en la que tenemos que enfrentar fuerzas demoníacas que se manifiestan en la cultura, en las circunstancias que nos rodean, en nuestras percepciones internas, o a través de personas que han caído bajo su dominio” (José Dunker). Es una lucha intensa, pero Dios no nos deja indefensos. Él provee la armadura que necesitamos para vencer. 

Para pelear la batalla espiritual contra Satanás, Dios nos ha dotado de una armadura para la lucha. Al vestirnos y usar la armadura de forma efectiva podremos hacer frente al maligno. No podemos enfrentarnos al maligno con nuestras propias fuerzas, sino con las armas que Dios nos da. Esto implica un acto de humildad y de confianza total en su poder y en su sabiduría.



Escrituras

Día 2

Acerca de este Plan

La Armadura de Dios

A fin de enfrentar al enemigo de nuestras almas, Dios nos ha dotado de una poderosa armadura. Al vestirnos y usar la armadura de forma efectiva podremos hacer frente al maligno. No podemos enfrentarnos al maligno con nuestras propias fuerzas, sino con las armas que Dios nos da.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/