La Armadura de DiosMuestra
La armadura de Dios
A fin de pelear la batalla de la fe y enfrentar a Satanás, Dios ha dotado a su pueblo con una armadura. Esa armadura guarda una analogía con la armadura / vestimenta del soldado romano.
El escudo de la fe
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Efesios 6:16
Algunas de las armaduras las debemos usar todo el tiempo y tener como base permanente. Debemos estar arraigados en el cinturón de la verdad, la coraza de la justicia y el “calzado de combate” del evangelio. Sin embargo, ahora Pablo se ocupará de aspectos de la armadura que debemos tomar en los momentos necesarios de guerra espiritual y oportunidad. Una de esas armas es el escudo de la fe.
La fe es representada por un escudo que nos protege de los dardos de fuego del maligno, que son esos esfuerzos persistentes del enemigo para debilitarnos a través del miedo y la incredulidad.
El escudo que Pablo describe no es el pequeño y redondo, sino el escudo grande y alargado que podría proteger todo el cuerpo. En la guerra antigua, estos dardos de fuego se lanzaban en gran número al comienzo de un ataque. La idea no era solo herir al enemigo, sino dispararle por todos lados con una gran cantidad de flechas y así confundir y asustar al enemigo. Así, el enemigo puede lanzarnos pensamientos, sentimientos, imaginaciones, miedos y mentiras para debilitar nuestra fe (Efesios 6:16). Una de las armas que el diablo usa con frecuencia es la duda. Nos incita a dudar del poder, el amor o la bondad de Dios.
Con el escudo de la fe podemos apagar todas las flechas que nos dispara el maligno. El ataque del diablo puede venir de cualquier lugar, por eso es importante estar alerta para poder colocar el escudo en el lugar preciso y protegernos.
Cómo usar el escudo
Alimentando nuestra fe leyendo y memorizando la palabra de Dios, pasando tiempo con Dios.
Escrituras
Acerca de este Plan
A fin de enfrentar al enemigo de nuestras almas, Dios nos ha dotado de una poderosa armadura. Al vestirnos y usar la armadura de forma efectiva podremos hacer frente al maligno. No podemos enfrentarnos al maligno con nuestras propias fuerzas, sino con las armas que Dios nos da.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/