[Cinco conversaciones con Cristo] Ansiedad y preocupaciónMuestra

La preocupación afecta todo tu ser

¿Por qué nos preocupamos? Nos preocupamos emocionalmente porque nos importa. Ya sabes, hay cosas que suceden en diferentes países, pero no te importan porque no las conoces. Hay cosas que suceden en la vida de otras personas que son increíbles o terribles, sin embargo, no estás involucrado emocionalmente. No es que no te importe porque en realidad sí te importa, pero simplemente no te afecta de la misma manera. Te preocupas por tu familia. Te preocupas por tus amigos, tu iglesia, tu trabajo, tu comunidad y la sociedad. Nos preocupamos porque nos importa.

También nos preocupamos físicamente. Podemos agotarnos por el ritmo de vida que llevamos, con el estrés del trabajo y del hogar. Tal vez no comemos ni dormimos bien. Entonces, físicamente, comienza a suceder algo.

Tienes un sistema de alarma que se activa en tu cuerpo. Dios lo conectó de esa manera. El sistema de enfrentar y huir que él diseñó funciona cuando un auto se acerca a ti y saltas fuera del peligro, eso es bueno. Pero a veces te quedas atascado en el modo de enfrentar y huir. En el trabajo, los problemas vienen sin parar. En casa todavía sigues revisando tu teléfono. Siempre abres tu correo electrónico, aunque podría ser un hacker o una queja. Los zumbidos del teléfono te interrumpen todo el tiempo. El mensaje de texto podría ser una mala noticia. Nadie sabe lo que puede traer el día.

Si vives de esta manera durante un largo período de tiempo, terminarás con alteraciones nerviosas. Así que dices: «Cuando me voy de vacaciones, realmente no puedo descansar. Tengo que hacer algo del trabajo». O, «no sé si alguna vez podré jubilarme porque solo soy un empleado». Tal vez el pedal del acelerador está atascado. Este se volverá contra ti en algún momento.

Max Lucado escribió una vez: «Los Estados Unidos de América son ahora la nación más ansiosa del mundo. ¡Enhorabuena! La tierra de las Estrellas y las Rayas se ha convertido en el país del estrés y la lucha». Los ciudadanos de otros países disfrutan de una vida más tranquila. Experimentan una quinta parte del nivel de ansiedad que experimentan los estadounidenses. Tenemos ese pedal del acelerador del logro atascado en el fondo y no podemos sacarlo de allí.