La Gracia De Cristo Muestra

Nunca seré una misionera en el extranjero, una Philip Yancey o Max Lucado. Es probable que nunca participaré en una conversación sin tropezarme sobre mis palabras, pero sí puedo proclamar la bondad de Dios, y eso es suficiente.

Como alguien que de primera mano ha probado la dulzura de la gracia, que conoce la libertad que trae Cristo y que ha experimentado Su toque sanador, el deseo de mi corazón es ayudar a otros a hacer lo mismo. Pero a menudo, soy demasiado consciente de las formas en que me quedo corta. Soy la mujer que con frecuencia mete la pata, detiene las conversaciones con los comentarios más incómodos, mezcla hechos y lucha por recordar las Escrituras específicas a pesar de las horas de recitación.

Y, sin embargo, puedo proclamar.

1 Pedro 2:9 dice que soy parte de un sacerdocio real, una nación santa, del propio pueblo de Dios, no para impresionar a otros o formar parte de un club exclusivo, sino para poder “proclamar los poderosos hechos de Aquel que me llamó de las tinieblas a su luz maravillosa."

Siempre puedo contarles a los demás todo lo que Dios ha hecho por mí: cómo era mi vida antes de que me rindiera a su dirección, y todas las formas en que Él Se ha mostrado desde entonces. Eso es algo que todos podemos hacer y que nadie puede refutar.

Si usted pertenece a Cristo y vive en Él, es una prueba positiva del increíble poder salvador de Dios. ¡Así que, proclámelo!

No es necesario que sea un orador talentoso, que tenga miles de seguidores en Facebook o un almacén de versículos que corran por su cerebro y salgan de su boca. Simplemente diga a los demás lo que Dios ha hecho por usted, cómo le ha hablado y le ha guiado, y confíe en que Él traerá fruto de su testimonio.

~ Jennifer Slattery