La Gracia De Cristo Muestra

Me temblaban las manos y el estómago se me revolvía. Había ido al baño cinco veces en el doble de minutos, ya que mi revoltijo de nervios trabajaba en contra de mi coraje para obedecer. Habiéndome comprometido a compartir mi testimonio con las mujeres de mi iglesia, por poco glamoroso que fuera, sabía que no podía dar marcha atrás.

Sin embargo, ese deseo había cruzado por mi mente más de una docena de veces. Pero sabía que la historia de mi vida, por muy fea que fuera, revelaba el poder del evangelio dentro de mí.

También sabía que Dios quería utilizarme para traer esperanza y sanidad a otros.

Determinada a rendirme a Su guía, en mayo de 2012, respiré profundamente varias veces y dejé la seguridad del baño para revelar todo a las mujeres que consideraba mis amigas.

Estaba segura de que escucharían, claramente, el mensaje del amor y la gracia inquebrantables de Dios. Estaba igualmente segura de que, cuando terminara, perdería el respeto o la admiración que me tenían.

Es fácil compartir nuestros triunfos. Es mucho más difícil contarles a los demás nuestra secreta vergüenza y nuestros más profundos arrepentimientos. Eso requiere coraje, una decisión de "morir a uno mismo" como dice la Escritura, y apoyarse firmemente en Cristo.

Fue difícil contarles que había abandonado la escuela secundaria y que, cuando era adolescente, también experimenté un período de falta de vivienda. Pero creo que no fue tan duro como debe haber sido para Pablo, el autor del versículo de hoy, compartir su pasado. Antes de encontrarse con Jesús, se le conocía como un tirano asesino. Había sido testigo de una brutalidad increíble y “...consentía en su muerte." (Hechos 8:1). Su mismo nombre debe haber causado que innumerables cristianos se paralizaran por el miedo.

Las mismas personas con las que ahora pasaba la mayor parte de su tiempo.

¿Qué tipo de amor, por Dios y la humanidad, se necesitaría para que un hombre como Pablo, se sincerara, se abriera y compartiera todo?

¿Qué tipo de amor haría falta para que hiciéramos lo mismo? ¿Y qué haría Dios con nuestro testimonio si lo hiciéramos?

¿De qué maneras puede compartir su testimonio con valentía?

~ Jennifer Slattery