Protocolo SocialMuestra

Ventilar los ambientes

Hace unos días atrás escuche a un médico decir que donde entra el sol no entra el médico. Abrir las puertas y las ventanas. Al hacerlo dejamos salir el aire encerrado y viene un aire nuevo. Una casa bien ventilada es beneficiosa para la salud.

Necesito cambiar de aire, una de las frases más escuchadas cuando una persona se siente insatisfecha, cuando siente que necesita un renuevo. La decimos cuando nos sentimos sofocados por el entorno, cuando nos sentimos encerrados.

1 de Pedro 2:5 dice que nosotros somos como una casa espiritual que necesita ser edificada y, no que la casa está en nosotros, nosotros somos la casa.

Una casa material necesita mantenimiento, necesita de la mano de alguien para que con el paso de los años no se vea descuidada y muestre señales de que nunca hubo amor por ella.

Las casas tienen como fin brindar protección y seguridad para quienes van a habitar en ella, no son solo bonitas edificaciones sino que se construyen con el fin de que alguien permanezca en ellas.

Nosotros somos una casa espiritual pero no para contenernos a nosotros mismos, es el mismo Dios el que quiere habitar en nosotros.

 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

El espíritu de Dios es el aire nuevo que necesitamos en nuestra casa. Si abrimos las puertas podremos respirarlo cada mañana y por el resto de nuestra vida.

Puede que el aire encerrado sea el deseo de encontrar el porqué de nuestra existencia, aquello que está encapsulado en el rincón más escondido de nuestra casa.

Necesitamos ese renuevo que termina con nuestra insatisfacción terrenal y dejar que ese aire nos golpee de lleno en el rostro cada día. Ese aire nos da vida y edifica la casa desde un aire agradable y eterno.