Protocolo SocialMuestra

Gel Desinfectante

Las personas que venden sus productos en las calles o en los trenes, suelen ser muy creativos con sus dichos a la hora de realizar la oferta de manera verbal, en este caso dirían: “Ideal para la cartera de la dama o el bolsillo del caballero”.

Mucho se habla en estos tiempos acerca de la efectividad de los productos que nos acompañan en materia de prevención. Para la actual temporada llevamos siempre con nosotros la eficacia del gel desinfectante para aplicar ni bien observamos un peligro inminente.

Se dice que un producto es eficaz cuando al aplicarlo produce el efecto esperado.

No podría el autor de la carta a los hebreos describir a la palabra de Dios de manera tan gráfica y acertada, “viva y eficaz”.

Quizás te ha pasado como a mí de haber entrado a una casa o a la oficina de una persona creyente y ver una biblia abierta sobre un mueble. Sin ánimo de debatir ni hacer juicio de valor sobre esta actitud, me llevó a un aprendizaje que quiero compartir con ustedes y es que en cuanto a la palabra de Dios al igual que el gel para manos, no podemos saber de su eficacia si no la aplicamos. Podemos llevarla en nuestro bolso a todos lados pero si no hacemos uso de ella, es como un adorno más sobre el piano.

Cuando la aplicamos es cuando podemos ver que verdaderamente es eficaz, que produce el efecto que esperamos. Si la aplicamos diariamente a las situaciones cotidianas se hace viva. Nos fortalece, nos da vida, nos sana y nos restaura.

¡Ella está viva! No hubiese soportado tantos años de no estarlo, hubiese perdido su vigencia y estaría desactualizada. No es un libro más si lo leemos con fe.

Si la amamos y la respiramos a diario conoceremos al Dios que está dentro de ella y seguido a ello viviremos de cerca su amor por nosotros.