Protocolo SocialMuestra

Tapabocas

Cubre parcialmente el rostro y contiene las bacterias y virus de quien lo lleva puesto.

Un tiempo atrás cuando íbamos a salir de casa nos tocábamos los bolsillos porque no podíamos permitirnos salir sin nuestro teléfono celular, pero hoy tenemos dos objetos que nos acompañan a todos lados, el dispositivo móvil y el tapabocas.

En una ocasión Jesús dijo a la multitud que lo que contamina al hombre es lo que sale del mismo y no lo que entra y no hablaba justamente de una enfermedad, sino de nuestras palabras y pensamientos del corazón que salen por nuestra boca.

Nosotros expresamos con palabras lo que consumimos diariamente, tanto de manera visual o auditiva. Es como que nuestro corazón es el depósito final de todo lo que acumulamos.

Une vez escuché un ejemplo que me hizo sentir avergonzado. Decía más o menos así: Imaginemos por un momento si pudiéramos proyectar en una pared a modo de película todo lo que pensamos a lo largo del día, yo respondí para adentro “menos mal que es solo un ejemplo”, bueno a esa película Dios la ve todo el día…

Podríamos decir que nuestro corazón se llena de virus a lo largo de nuestra vida. Virus que los hicimos tan nuestros, que hicieron nido en el tiempo, y al no sanarnos, los transmitimos con las palabras y esto da como resultado contaminar a los demás.

Como nosotros estamos en este proceso de morir a nosotros mismos para que Cristo se manifieste, podríamos llevar momentáneamente un tapabocas espiritual como método de barrera.

Hoy nos queda soñar con el regreso a una vida normal. Procuremos someternos al Espíritu y tener siempre a la mano nuestro propio método que evita dañar y contaminar a las personas. 

En una obra en construcción suele haber letreros que dicen: “disculpe las molestias, estamos trabajando para brindarle una mejor atención”. Jesús está trabajando en nosotros porque somos la casa donde él quiere habitar, él terminará lo que ha comenzado en nosotros.