Protocolo SocialMuestra

Lavado de manos

El lavado de manos ha pasado a ser una conducta esencial para la llamada “nueva normalidad”. Hay bacterias que traemos en nuestras manos aunque no podamos verlas.

En tiempos de Jesús un gobernante Romano llamado Pilato protagonizó una escena simbólica que trascendió en el tiempo. Este tenía el poder de condenar o dejar libre a Jesús, y  al no hallar nada malo en Él se lavó las manos a la vista del pueblo, dejando a criterio de los religiosos de la época la suerte de Jesucristo.

Este acto no quedo en el tiempo, sino que pasó a ser una constante y en tiempos actuales florece alrededor nuestro, en las relaciones y en el día a día.

Suele suceder que cuando tomamos decisiones apresuradas y no tenemos buenos resultados, culpamos a otros, nos enojamos con la familia, con los amigos y lo que es peor, culpamos a Dios y le reprochamos el no haber estado con nosotros. No hablo de las situaciones en donde fuimos víctimas que no podíamos valernos por nosotros mismos, me refiero a esos momentos en donde decidimos nosotros solos, donde caminamos hacia el peligro sin consultar ni siquiera a nuestra propia almohada.

Pasamos temporadas de dolor y cuando miramos objetivamente hacía atrás nos encontramos con que somos nosotros los que decidimos, ya sea por presiones del entorno o preferimos complacer un deseo momentáneo que trajo aparejado un futuro de dolor.

Cuando comprendemos que lo que vivimos hoy es consecuencia de lo que decidimos ayer cambia nuestro enfoque, nos hace saber que Dios bendice nuestras decisiones cuando están alineadas a su voluntad y nos enseña a tomar la vida desde la mirada del valor.

Quizá sea el momento de llamar a alguien o reconciliarnos con Dios.

Muchos pueden pensar en que se verán débiles sí reconocen que se equivocaron, la sociedad nos ve como personas frágiles si nos mostramos vulnerables. El escritor de la carta a los romanos dice: “cuando soy débil entonces soy fuerte”. Cristo crece en nosotros cuando reconocemos que somos débiles, cuando decimos lo siento, me hago responsable, me he equivocado.