Tu Historia De FeMuestra

Para los espectadores, la muerte de Jesús pudo parecer como una derrota. De hecho, para alguien ajeno a su autoridad sobre la muerte esto le podría parecer como el fin de la historia.  Así, como a veces erróneamente pensamos que las decepciones en nuestras vidas son  el  final,  cuando  frecuentemente  son  el  comienzo  de  nuestro capítulo más victorioso. 

Si Jesús nos enseñó algo es que las derrotas no son siempre el final.  De hecho, en el caso de Jesús, como en muchas situaciones en nuestras vidas, lo que parece una derrota, actualmente es el catalizador para nuestra más grande victoria. La muerte no es el final. 

El capítulo 2 de Hebreos nos enseña que Jesús necesitó morir para vencer la muerte. De la misma forma que las vacunas usan filamentos de un virus para vencerlo, Jesús venció el poder de la muerte. De no haberlo hecho, nosotros no pudiéramos decir que Él puede superar cada prueba. Por lo tanto, no estaríamos seguros de poder vencer cada prueba.  Esto es lo que quiere decir el versículo 10 que  “la  salvación  fue  perfeccionada  a  través  de  su  sufrimiento” (traducida del NIV en inglés). Nuestra salvación no está basada en un Salvador que solo vino a vencer cosas por nosotros, sino en un Mesías que venció al más formidable e implacable enemigo: la muerte. 

Cuando Él hizo esto, Jesús rompió el poder del que tenía el poder sobre la muerte en nuestras vidas. (2:14 NVI) Y –aquí viene la mejor parte- porque rompió el poder del enemigo, nos liberó del miedo a ser esclavos de la muerte. Esto significa que no tenemos que tener más miedo de enfrentar pruebas y tribulaciones o miedo a ser devorados.   En lugar de esto, podemos enfrentarlo valientemente porque sabemos que Jesús prevaleció sobre lo peor de todo. 

Mientras  estés  vivo,  tu  enemigo  es  más pequeño que el enemigo que Jesús venció por ti. Con esto en nuestras mentes, podemos enfrentar la adversidad con una actitud de victoria. Nuestros sufrimientos no nos van a destruir, más bien van a despertar en nosotros el poder de la resurrección de Cristo. Mira lo que dice Pablo en Filipenses 3:8-10.

Pablo comprendió, por revelación del Espíritu Santo, que su sufrimiento no tenía poder para destruirlo, de hecho, fue tan lejos como para considerarlo basura (algo pequeño, tonto e insignificante) a la luz del poder de la resurrección. Él no se está refiriendo a una resurrección física en la cual moriría y regresaría, sino más bien a la habilidad de   vencer cualquier circunstancia terrenal y permanecer íntegro para heredar las promesas de Dios, incluyendo la vida eterna. Mientras lees esto hoy, ¿cuáles situaciones estás enfrentando que sientes están marcando el final de tu historia? Cuando has llorado y sufrido a través de tus dificultades, ¿te parece como si te hubiesen derrotado tus enemigos? Si es así, recuerda que la muerte de Jesús venció TODA muerte.

El  experimentó  la  muerte  por  todos  nosotros  (versículo  9 RVC) y así poder ser el perfecto y completo salvador para cada área de nuestras vidas.  Él nos da el poder para vencer la muerte en nuestras finanzas, matrimonios, sueños, mentes y en nuestros cuerpos físicos. Dios ha diseñado tu historia para que sea sobresaliente después de haber conquistado tus mayores retos.  Al cerrar este capítulo, medita en las promesas del Señor a través de su palabra en 1 Pedro 5:10.

Hoy, mientras meditas en estos versículos, pregúntate:

¿Cúal parte de mi historia parece haber sido destruida por el sufrimiento o una pérdida?

¿Cúales victorias pueda estar preparando Dios para darte una vez sobrepases estas pruebas?

¿He sido mantenido prisionero por el miedo a la muerte en cualquier área de mi vida?