Recuperándose de una decepciónEjemplo

Tenemos un adversario y su nombre es Satanás. Está en el negocio del desánimo y cada oportunidad de llevarnos emocional o psicológicamente de rodillas sirve a su fin último: separarnos de Dios.

El Evangelio de Mateo registra la historia de Pedro caminando sobre el agua, rebosante de fe en la que Jesús evitaría que se hundiera, incluso en medio de una terrible tormenta. Pedro dijo a Jesús: "Señor, si eres tú, ordéname que camine sobre el agua", a lo que Jesús dijo: "Ven". Sin embargo, incluso en medio de un milagro genuino, Pedro no pudo evitar asustarse por un viento feroz y en ese momento, Satanás entregó desaliento al pescador, que comenzó a hundirse.

Piensa en todos los momentos de hundimiento en tu vida. Trabajos perdidos, peleas con la familia, malas notas en la escuela... cada uno de nosotros ha probado esa desesperación y si somos honestos, es en esos momentos que sentimos como si Dios estuviera lejos. Pero la Biblia nos ordena acercarnos a Él y resistir al diablo, que huirá de nosotros. Como creyentes, olvidamos fácilmente que hemos sido empoderados para hacer lo que Dios ha mandado, al igual que Pedro, a quien primero se le ordenó que caminara sobre el agua.

La incredulidad viene tan rápido como se va y cuando los vientos de la vida soplan fuerte, pueden decepcionar incluso hasta los más fieles de nosotros. Pero, si mantenemos nuestros ojos en Cristo — seguimos Sus enseñanzas y oramos como Él nos enseñó — seremos capaces de capear la más feroz de las tormentas.