Recuperándose de una decepciónMuestra
¿Alguna vez has pensado en algo que al final termina saliendo todo lo contrario a lo que esperabas? Un hombre solicita ir a Harvard, pero termina vendiendo seguros. Una joven madre cansada mira fijamente su novela sin terminar juntando polvo sobre su escritorio, preguntándose por el camino que nunca tomó. Cuando la vida se niega a cumplir con nuestras expectativas, el efecto en nosotros puede ser devastador.
Sin embargo, el desaliento no es nada nuevo. En Lucas 24, dos discípulos caminan por el camino de Emaús. Después de la crucifixión se embarcan en una caminata de siete millas de regreso a casa. Discuten sobre lo que acaba de ocurrir, tratando de entenderlo. Se suponía que Jesús los libraría de la opresión y daría paso a un reino nuevo y glorioso. En resumen, la decepción se apodera de ellos.
Entra Jesús y les pregunta de qué están hablando. Ellos no lo reconocen. Dicho de otra manera, Él quiere saber cómo se sienten, y ellos no se lo ocultan. Conocemos tu dolor; cuando las facturas se acumulan y la cuenta bancaria se reduce, tal vez te has preguntado dónde está Dios. A medida que el matrimonio se vuelve rancio y el trabajo deja un sabor amargo en tu boca, puedes haber pensado que el Dios del universo abandonó la nave. En esos momentos, debemos recordar que nuestro amigo Jesús está más cerca que un hermano.
No te desanimes. Dios nunca te ha abandonado y Él tiene un plan. Aunque no siempre entendamos por qué pasamos por tales temporadas, podemos consolarnos al saber que el Señor hace que todas las cosas obren juntas para el bien de aquellos que son llamados de acuerdo a Su propósito.
Acerca de este Plan
La vida tiene una manera de decepcionarnos. Ya sea la pérdida de un empleo, una crisis financiera o una relación rota, cada uno de nosotros conoce el sabor de la decepción. Saber cómo recuperarnos de estas luchas es vital si queremos experimentar plenamente la provisión y gracia de Dios en nuestras vidas. En esta serie, el Dr. Evans proporciona la base bíblica para aprender a manejar la decepción en nuestra vida cotidiana.
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