Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra

Si Saúl no era enemigo de David, menos Isboset su hijo. Así que estaban muy equivocados en pensar que al rey David le iba a agradar cuando le trajeron la cabeza de Isboset.

¿Cuántas veces nos equivocamos pensando que agradamos a Dios en asuntos de los cuales no sabemos? Una vez más, somos retados a no tomar venganza en nuestras manos, a identificar bien a nuestros enemigos. Nuestros enemigos no son carne y sangre. Siempre lo hemos dicho, el enemigo no es tu cónyuge o tus padres o tu vecino. El enemigo es el mundo, nuestra carne y Satanás. Y los tres han sido derrotados en la cruz del calvario. Pero no deberíamos de unirnos frente a un enemigo en común, deberíamos de unirnos frente a un Señor en común, nuestro Señor Jesús. 

Qué importante en consultar a Dios. Esto era necesario para David pero, como muchos de nosotros, no lo hizo. Y las consecuencias son devastadoras, un hombre muerto. Pero todo cambia cuando seguimos el consejo de Dios. Incluso podemos ganar batallas cuando tenemos la certeza de que Dios va delante de nosotros.

La petición que tenía David era construir una casa para Dios, pero Dios tenía otros planes. Sería un hijo de David quien vendría para traer un reinado interminable.

Dios le recuerda que Él ha sido quien le trajo del redil de las ovejas, quien le hizo príncipe, quien destruyó a sus enemigos. Así que esto también le correspondía a nuestro Dios. ¿De donde te sacó Dios?